domingo, 26 de diciembre de 2021

THE KING'S MAN: LA PRIMERA MISIÓN

En el tema de las adaptaciones de comics (como en el de cualquier otra obra) siempre hay la duda sobre si mantenerse más o menos fiel o decantarse por otros derroteros, habiendo partidarios tanto de una como de otra opción. Normalmente las variaciones suelen ser mal recibidas, pero en el caso de Kingsman: Servicio secreto lo diferente respecto al comic de Mark Millar del que partía la hizo conectar muy bien con el público, hasta el punto de que recaudó lo suficiente para llevar a cabo una secuela (Kingsman: El círculo de oro) que amplió el universo presentado en el film inicial. Lo más cómodo a la hora de enfrascarse en una tercera entrega hubiera sido continuar la presente saga con las aventuras de los personajes ya conocidos por el público en las dos primeras películas, pero el director Matthew Vaughn hace un inesperado giro y se decanta por una precuela, para mostrar como se fundó la organización que da título a estas películas.

Eso es justo lo que ofrece esta The King's Man: La primera misión, que se estrena por fin tras dos años de sucesivos cambios en su fecha de estreno, primero motivado por la compra de 20th Century Fox por parte de Disney y posteriormente por la pandemia a nivel mundial del Coronavirus. Esta precuela logra reunir a un destacado reparto en el que a los protagonistas a cargo de Ralph Fiennes, Gemma Arterton y Djimon Hounsou se une un elenco de secundarios como Charles Dance, Daniel Brühl o Stanley Tucci, sin olvidar al muy desternillante Rhys Ifans disfrutando con su papel del malvado Rasputín.

La manera en que se justifica la creación de la organización Kingsman resulta tan simpática como coherente, ya que los miembros iniciales no dejan de ser (en el momento en que está ambientada esta película) quienes mejor podían saber lo que se estaba llevando a cabo en las más altas instancias. Acostumbrados al tandem formado en las dos primeras películas por Colin Firth y Taron Egerton, uno pensaría que hay una relación similar entre los personajes de Ralph Fiennes y Harris Dickinson (padre e hijo en la ficción), pero la historia sorprende con un inesperado giro ya avanzado el metraje que lleva a que cobre mayor importancia el primero, al que cuando vemos con el impoluto traje propio de la citada agencia me recordó al que vistió como John Steed en el fallido remake de la serie Los Vengadores que se estrenó en 1998 con Sean Connery de villano (film del que ahora mismo pocos se recuerdan) 

Cabe indicar que el resultado, muy típico de este tipo de relatos, del villano en la sombra que no se revelará hasta el final (y cuya identidad no me esperaba, aunque no lo encontré tan megalómano como lo pintan) me hizo pensar en la también irregular La liga de los hombres extraordinarios de 2003, pero aqui con personajes históricos reales (ver por ejemplo el que se cita en la escena entre los títulos de crédito finales), en una jugada arriesgada pero de la que logra salir indemne la historia ideada por el también director Matthew Vaughn. Eso se debe porque se decanta por ofrecer una historia que pese a sus dosis de espionaje como las previas, prevalece en ella un tono de drama y aventuras de época con gotas de humor que la hace tan sorprendente como atractiva, destacando su acertada ambientación, donde hasta el más pequeño detalle nos sitúa sin problemas en los albores del siglo XX en el que acontece la acción.

De todas maneras uno puede discrepar en detalles como su prólogo, en el que uno se pregunta que tipo de película le van a ofrecer ya que dista mucho de las anteriores entregas. No digo que sea equivocado (muy al contrario está perfectamente realizado), pero será después cuando lo allí mostrado sirva para evaluar el periplo emocional de los personajes de Ralph Fiennes y Harris Dickinson, especialmente el segundo al tener que luchar contra la excesiva protección de su padre en la ficción. También puede ser discutible la escena en privado que comparten los personajes de Fiennes e Ifans, ya que rozaría un tipo de humor grotesco que parece no cuadrar con el tono de lo visto hasta aquel momento, si bien el personaje de Rasputín se convierte en el mejor secundario del presente film, superando incluso la dificil triple tarea del actor Tom Hollander, que se encarga de ser Jorge VI de Inglaterra, Guillermo II de Alemania y Nicolás II de Rusia

En resumidas cuentas esta precuela es tremendamente entretenida ya que sabe combinar, con mayor o menor acierto, la mezcla de elementos propios del drama de época con los detalles habituales de esta saga, a lo que añadir unas escenas de acción muy bien desarrolladas (atención por ejemplo a esos planos desde el punto de vista de las espadas), si bien creo que ninguna logra sorprender tanto como la que tenía en la primera película Colin Firth dentro de una iglesia (aunque también es cierto que en ningún momento se busca aquel exceso frenético, siendo la única excepción en este film el combate con Rasputín, a tono con lo histriónico del tono que Ifans le otorga al personaje) A eso se le añade un muy adecuado reparto y un ritmo bastante constante, y el resultado final es una historia tan simpática como bien desarrollada, dejando con las ganas de que se vuelva a lo que aqui plantea Vaughn

=================================

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, se ruega que seáis lo más respetuosos posibles en vuestros comentarios, ya que aquellos que sean violentos, racistas o deliberadamente ofensivos no son bienvenidos en este blog, por lo que en ningún caso serán publicados.