Sólo un año después de lanzar al mercado la exitosa Colección Historias, concretamente el lunes 14 de Mayo de 1956, aparece en los kioskos de toda España un nuevo cuadernillo de historietas, que a priori podría parecer uno más entre la ingente cantidad de títulos que en este momento prácticamente satura el mercado nacional.
Nada más lejos de la realidad.
Ese pequeño tebeo apaisado (ver imagen superior) perteneciente a la Colección Dan, con un precio de 1´25 pesetas y titulado ¡A sangre y fuego!, nos presenta en su portada a todo color a un nuevo héroe medieval de dinámico y jovial aspecto: un tal Capitán Trueno, que acompañado por un par de personajes tan sonrientes como él (se diría que lo están pasando en grande), parecen poner en serios apuros a todo un ejército de aterrados sarracenos.
En la parte inferior de dicha portada, como para meter aún más emoción al asunto, un oportuno subtítulo reza: ¡Había que tomar la fortaleza a toda costa!
El ejemplar, con sus 17x24 cm y sus escasas nueve páginas en blanco y negro (más la contraportada en azul con su consabido continuará), supondría un auténtico revulsivo -marcando un antes y un después- en el mundillo de las publicaciones infantiles y juveniles de nuestro país.
Lo cierto es que una semana antes de tan exitoso debút, Editorial Bruguera tuvo -demostrando su gran visión comercial- la calculada "gentileza" de incluir gratuitamente en algunas de sus publicaciones más conocidas un adelanto de las cuatro primeras páginas del ejemplar. Todo un acierto por su parte.
La mítica 1ª página de El Capitán Trueno. Acababa de nacer una leyenda... |
Así, y aunque como ya hemos dicho, en este momento la competencia es enorme tanto dentro de la misma editorial como en lo que respecta a las rivales (el Inspector Dan, el Cachorro, Hazañas Bélicas, El Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, Juan Centella, y un largo etcétera más), El Capitán Trueno no tarda demasiado en ocupar el primer puesto en las preferencias del gran público.
A su favor juegan varios factores determinantes. Por un lado debe tenerse en cuenta que en los últimos años se estrenan -tanto en USA como en España- una gran cantidad de películas de aventuras medievales como pueden ser El Príncipe Valiente, Ivanhoe, Los Caballeros del Rey Arturo o El Talismán -entre otras-. En ellas aparecen elementos que luego serán reproducidos de un modo similar en las historias del Capitán Trueno. En Ivanhoe, por ejemplo, hay una escena en la que el protagonista se presenta en un torneo enfundado en una armadura negra y con el rostro oculto, tal y como ocurre en este primer número de la colección oficial (el citado ¡A sangre y Fuego!), en el que el Capitán Trueno se presenta de la misma manera en un torneo celebrado por Ricardo Corazón de León.
Otro de las claves de su éxito es, sin ningún género de dudas, la grandísima calidad de los guiones de un inspiradísimo Víctor Mora (que inicialmente firmará como Víctor Alcázar) -lee aquí mi entrevista con él-, y los inconmesurables dibujos de un Miguel Ambrosio Zaragoza (Ambrós) que en esta obra se muestra francamente apoteósico. El extraordinario carisma con el que dotan a los protagonistas (especialmente al Capitán, a Crispín y a Goliath), y las trepidantes y éxoticas aventuras en las que los sumergen cada 15 días no tienen competidor posible.
El tándem perfecto, en Mayo de 1989, tres años antes del fallecimiento del genial dibujante. |
Ambos autores ya habían demostrado sobradamente en el pasado su valía por separado, pero hay que reconocer que en esta serie se superan con creces, formando un tándem genial como pocas veces (o ninguna) se ha visto en la historia del tebeo español. Ni antes ni después (y conste que no exagero).
De este modo, cuando al año siguiente el cuadernillo alcanza su número 22, su cadencia pasa de quincenal a semanal. Las tiradas suben gradualmente: 35:000 ejemplares iniciales; luego 175.000; más tarde, en los momentos más álgidos llegará a alcanzar los 350.000 ejemplares semanales. Unas cifras sin competencia posible en ese momento, y que constituyen una auténtica sorpresa tanto para sus autores como para sus editores.
No en vano, la publicación de la serie original se prolongará a la friolera de 618 números (aunque Ambrós abandonará en el nº 175), y eso sin contar numerosas reediciones (algunas en otros formatos reconvirtiéndola en página vertical y coloreada).
En cualquier caso, tanto los motivos que llevaron al gran Ambrós a dejar la serie en su mejor momento, así como la revisión pormenorizada de las reediciones mencionadas, hemos de verlos con mayor detenimiento -ya que por su importancia así lo requieren- en posteriores artículos monográficos.
Próxima entrega: Espantada general a Tío Vivo
Muy buen post, Jonathan. Lo recomiendo en el foro truenófilo al que pertenezco.
ResponderEliminarSaludos llaneros.
Me alegro de que te haya gustado. Como verás, yo es que siento auténtica devoción por el personaje.
ResponderEliminarMi padre intentó inculcarme su admiración por estos personajes "de su época" cuando era niño: Capitán Trueno, Jabato, Guerrero del antifaz, Roberto Alcazar... Pero yo había quedado cautivado por las creaciones de Stan Lee y compañía y siempre las preferí, así que leí muy pocos de estos héroes españoles y bastante más de los estadounidenses....
ResponderEliminarDos observaciones: la calidad tanto de los guiones como de los dibujos de el Capitán Trueno como del Jabato NO PUEDEN compararse (ni por asomo) a la "calidad" de los guiones y dibujos de Roberto Alcázar y Pedrín. Al Guerrero del Antifaz lo pondría en un plano medio entre ambas calidades (aunque sin duda alguna más próximo a la de los primeros que a la de los segundos). Lo que quiero decir con esto, es que por el mero hecho de ser todos personjes españoles tampoco debemos meterlos en el mismo saco. Igual que en el cómic norteamericano hay calidades sumamente dispares entre sí, con el tebeo patrio, como es lógico, sucede otro tanto de lo mismo.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda de que si Víctor Mora, Ambrós o Francisco Darnís hubiesen nacido en USA en vez de nacer en esta España mia, esta España nuestra, hoy sus nombres se escribirían con letra de oro junto a los de Stan Lee, Jack Kirby o Will Eisner.
También te diré que el leer cómic Marveliano como un poseso no tenía necesariamente porque estar reñido con devorar tebeo español. Yo de crío consumí ambas modalidades en cantidades industriales y disfruté horrores con las dos.
Perdona, Jonathan, pero en mi desconocimiento casi total de todos esos personajes, yo los englobo todos juntos como "héroes patrios", sin necesidad de que esto sea despectivo.
ResponderEliminarYo también fui muy de Bruguera -y de otros- antes incluso que de Marvel, pero normalmente de personajes humorísticos como Mortadelo y compañía. Leí también de estos históricos/heroicos, pero claramente menos.
Si ya lo sé, hombre. Yo no digo que tú te hayas dirigido a ellos de un modo despectivo. Lo que sucede es que mi pasión por reivindicar la -tan a menudo infravalorada- calidad de muchos de ellos despierta cierto grado de vehemencia en mi discurso.
ResponderEliminarEso sí: te recomendaría ENCARECIDAMENTE que si tienes ocasión, ahora o en un futuro, trates de leer (aunque sea en una biblioteca pública, si no los quieres adquirir), los primeros años de El Capitán Trueno o El Jabato (ya bien sea en su versión original en B/N o en alguna de sus múltiples reediciones coloreadas). Admito que cada una de ambas colecciones con el tiempo cayó en una cierta decadencia (quizá el motivo primordial fue el posterior recrudecimiento de una censura institucional que persiguiendo el loable fin de preservar la inocencia de los infantes, prácticamente "ataba de pies y manos" la creatividad de los autores, prohibiéndoles mostrar espadas, flechas, cadáveres, mazmorras demasiado tétricas y demás, terminando por infantilizar las tramas casi hasta el absurdo). Pero ya te adelanto que calificar de "buenos" los primeros años de cada una de esas dos series sería quedarse bastante corto. Sus primeras etapas son, más que buenas, verdaderamente EXCEPCIONALES.