Otra de las muchas películas damnificadas por la pandemia mundial del Coronavirus fue Sin tiempo para morir, el quinto film de la saga Bond con Daniel Craig interpretando al protagonista. Ya de por si en un inicio tenía que haberse estrenado a finales de 2019, cuando su director era Danny Boyle, el cual al final abandonó dejando el camino abierto para Cary Fukunaga, que ha sido al final el responsable del presente film. No había mayor problema y por eso se retrasó hasta primavera del 2020, pero a partir de ahi el problema fue la citada pandemia mundial que retrasó el estreno de esta película hasta en tres ocasiones: finales del 2020, primavera del 2021 y la definitiva en octubre de 2021.
Con esta Sin tiempo para morir el actor Daniel Craig se convierte en el Bond más duradero de las últimas décadas, y el tercero respecto a Roger Moore (que lo encarnó en siete ocasiones) y Sean Connery (que lo hizo en seis ocasiones oficiales, siete si contamos la apócrifa Nunca digas nunca jamás) Los cuatro títulos precedentes a este fueron Casino Royale, Quantum of solace, Skyfall y Spectre, siendo el metraje en todos los casos bastante superior a las dos horas (con la excepción de Quantum of solace, que se podría catalogar desde mi punto de vista como el más flojo de la etapa Craig), pero en este caso con esta cinta marcamos record con 163 minutos de metraje, lo que la convierte en la entrega más extensa de toda la franquicia hasta el momento. Pese a dicha extensión, el resultado final es tan acertado que cuesta imaginar por donde irá en futuras entregas.
Lo que ha caracterizado al Bond de Daniel Craig ha sido dotarle de un valor humano del que carecía en sus encarnaciones precedentes, el cual se ha ido desarrollando al mismo tiempo que la franquicia ofrecía todos esos detalles tan habituales a la misma que vienen a ser su seña de identidad. Esa evolución ha sido más o menos palpable en cada nueva entrega, pero en esta 25ª película del popular agente y (como ya he dicho más arriba) la 5ª y última de Daniel Craig, se nos ofrece un cierre espectacular cuyas connotaciones resulta innegable que causarán polémica, pero que ha ofrecido una inesperada (y sensata) novedad a un producto de casi seis décadas de antigüedad en la gran pantalla, que nació en una época pretérita ya bastante superada. A partir de aqui se intuye un cierto cambio si se quiere mantener la continuidad planteada en las cinco entregas de Craig (con elementos que las entrelazan), aunque también cabe la posibilidad de algún tipo de reboot, pero quisiera decantarme más por lo primero que por lo segundo ya que haría oficial la teoría esa de que James Bond es un nombre clave que ha ido pasando de generación en generación y de agente en agente.
Pero en lo referente a esta Sin tiempo para morir hay que admitir que ofrece todo lo que uno espera del personaje y al mismo tiempo consigue ir más allá, con ciertos detalles que podrán gustar más o menos, pero que sin duda alguna no dejarán indiferente a nadie. Dicho propósito requiere mucho trabajo, y de ahi la extensa duración de 163 minutos, que se notan por el tiempo que representa pero que logran mantener la atención del espectador en (casi) todo momento, habiendo ciertas irregularidades en su ritmo perfectamente achacables a sus ambiciosas pretensiones. Los villanos de esta larga franquicia se han caracterizado primero por la Guerra Fría vigente en el momento en que nació el personaje, para luego evolucionar en megalómanos con ansias de dominación mundial, siendo (más o menos) en esta última categoría donde se podría englobar al encarnado aqui por Rami Malek, al que en inicio parece moverle la venganza, pero que en el tramo final demuestra unas ambiciones más amplias (y genocidas) Quizás no sea el mejor al que se ha enfrentado 007, pero sin duda marcará el hecho trangresor al que lleva al popular personaje casi 60 años después de su primera aventura en cines.
Si algo ha caracterizado a esta franquicia han sido detalles que han permanecido a lo largo de los años, siendo uno de ellos el de un prólogo previo a los títulos de crédito iniciales, que en este caso se extiende durante los 30 minutos iniciales, pero que funciona de forma realmente notable. Tras él, y la canción de Billie Eilish carente del gancho de temas precedentes, asistimos a una historia que recoge tanto elementos previos como novedosos, dando la sensación de que evoluciona por tramos que se entrelazan para formar un conjunto (más o menos) homogéneo. Se recuperan ciertos conocidos a esta saga como son Léa Seydoux repitiendo su papel de Madeleine ya visto en Spectre (y haciéndolo más trascendental), Naomie Harris como Moneypenny, Ralph Fiennes como M, Ben Wishaw como Q Jeffrey Wright como Felix Leiter y un cameo de Christoph Waltz como Blofeld. A ellos se añaden dos presencias femeninas contrastadas: por un lado la agente que en inicio consta como relevo de Bond (encarnada por Lashana Lynch) y por otro una Ana de Armas que vuelve a coincidir con Craig tras Puñales por la espalda, y que ofrece una actuación realmente destacable.
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 1 de octubre de 2021.
- Galería de posters por este enlace.
- LO MEJOR: Es un magnífico cierre a la etapa de Daniel Craig como 007 en su sabia conjunción de elementos clásicos de la franquicia con novedades transgresoras pero (desde mi punto de vista) acertadas.
- LO PEOR: Su extenso metraje hace que el ritmo tenga ciertos altibajos, por otra parte comprensibles.
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