domingo, 6 de enero de 2013

HISTORIA DE BRUGUERA XVIII: HISTORIETAS APÓCRIFAS


A mediados de los años 70 nos encontramos, con mucho, en el momento de mayor éxito de la editorial. Tanto es así, que sus autores más cotizados sencillamente no dan a basto para afrontar la ingente producción demandada, y dado que la compañía en modo alguno está dispuesta a reducir sus expectativas comerciales, sólo queda una salida posible: recurrir a dibujantes y guionistas apócrifos. En otras palabras: se trata de contratar a un equipo de "negros" dispuestos a trabajar sin firmar, imitando lo mejor posible el estilo del artista "original", sólo que cobrando mucho menos que éste.

Conviene recordar que ya cuando Ambrós dejó El Capitán Trueno, a los diferentes dibujantes que tomaron el relevo se les obligaba a imitar su estilo gráfico, o si acaso también el de Ángel Pardo (el único, junto con Fuentes Man, que conservó su propio grafismo en dicha colección), debiendo, en la mayoría de los casos, recortar las cabezas (con frecuencia, cuerpos enteros) pintadas en su día por Ambrós o Pardo para pegarlas a continuación sobre dibujos suyos. A excepción de los citados Ángel Pardo o Fuentes Man, al resto se les prohibía firmar sus trabajos, llegando incluso a tener que imitar la rúbrica de Ambrós en algunos casos.

El caso de los "negros" que le pondrán a otros dibujantes como Vázquez, Escobar o Ibáñez (además contra su voluntad), será bastante más exagerado, si bien lo de Ibáñez ya será totalmente desproporcionado.  

El director artístico de la editorial, Rafael González, es el encargado de crear un equipo capaz de dibujar todas las páginas de Mortadelo que sean necesarias, por razones comerciales. De este modo, se crea un estudio dirigido por Blas Sanchís Bonet donde se contrata a todo el que sepa dibujar y entintar. Los dibujantes cobran un sueldo fijo al que se añaden 500 pesetas más extra por cada página a lápiz y 1000 si es a lápiz y tinta. Años después (concretamente a raíz de la marcha de Ibáñez de Bruguera) este equipo se empezará a llamar oficialmente Bruguera Equip, y perdurará hasta 1988 ya bajo el sello de Ediciones B.

Historieta apócrifa de Mortadelo y Filemón de 1974

Pero volvamos al momento que nos ocupa, que es mediados de los 70: la editorial no paga derechos de autor a sus empleados, pues sigue la controvertida filosofía de erigirse en propietaria de cualquier personaje creado por sus historietistas. Al mismo tiempo, tampoco le interesa mucho que se sepa que Ibáñez no es el autor de todas las historietas de Mortadelo y Filemón (algo que por otra parte sería materialmente imposible, dada la exagerada sobreexplotación de los mismos). Curiosamente, a pesar de que los dibujantes "apócrifos" nunca aparecen acreditados, sí que se incluye el nombre de algunos de los guionistas. De todas formas, muchos de ellos han quedado en el anonimato. Algunos de los guionistas que sí aparecen acreditados en uno u otro momento son Jesús de Cos, Jaume Ribera, Francisco Pérez Navarro, Juan Martínez Osete, Miguel Ratera o Ramón María Casanyes (éste último probablemente sea el mejor copista que haya tenido nunca Ibáñez, y por eso quiero dedicarle hoy unas líneas).

Los trabajos de Casanyes incluso se publicarían posteriormente en la colección Olé! en la que incluso existen álbumes con portada de Ibáñez pero con ninguna aventura firmada por el autor en su interior como sucede con los álbumes publicados entre el nº 222 y 232 de la mencionada colección.

Casanyes supo captar y reproducir el universo de Ibáñez como ninguno hasta el punto que muchos han leído sus aventuras creyéndolas del propio Ibáñez (como sucede con las aventuras largas El caso de los párvulos o Las criaturas de cera vivientes -Olé! nºs 245 y 253 respectivamente-) debido principalmente a su deseo de autosuperación y a la contínua mejora en la calidad de sus ilustraciones.

Aunque con los años llegaría a afirmar que no está enemistado con Ibáñez, dado que cuando aceptó la tarea de ejercer de "negro" nadie le puso una pistola en el pecho para hacerlo, no deja de ser llamativo el hecho de que ni siquiera llegara a conocerlo nunca personalmente.

Su descontento con Bruguera ya es materia aparte, vista la historieta porno-gamberra que publicó en la revista satírica Titanic (del equipo de El Jueves) tras ser despedido de la célebre editorial barcelonesa (cuya irreverente portada es reproducida en la imagen que abre este post).

¿Acaso no parece obra del auténtico Ibáñez?.


Como curiosidad, os diré que posteriormente el gran Casanyes sería también el diseñador de Quicky, el famoso conejo que ejerce de mascota de Nesquick.

Más información sobre los referidos títulos apócrifos de Mortadelo y Filemón pinchando aquí.

Próxima entrega: La serie Super Humor

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