Tal y como vimos en la entrada anterior de esta serie, Pantaleón y Francisco tuvieron que hacerse cargo de la dirección de la empresa tras la retirada forzosa de su padre por motivos de salud, quien además terminaría falleciendo prematuramente.
Por si fuera poco, el estallido de la Guerra Civil trajo otro sinfín de problemas añadidos, pero contra cualquier pronóstico razonable, gracias al tesón y buen hacer de los hermanos Bruguera la editorial terminó por consolidarse definitivamente.
Y mientras tanto... ¿que sucedía en la competencia?. Pues por ejemplo, la Editorial Valenciana acababa de dar con una colección que (pese a su discutible calidad) la asentaría de tal modo en el mercado, que en las décadas siguientes llegaría a convertirse en la más seria competidora de la de Barcelona. Dicha colección se llamó Roberto Alcázar y Pedrín.
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| Roberto Alcázar y Pedrín consolidó a Editorial Valenciana como una de las principales competidoras de Bruguera |
Por otro lado, y continuando el repaso de lo que se cocía en la competencia, conviene recordar que la mítica revista TBO de Buigas, Estivill y Viña S.L. seguía siendo el gran referente del género (hasta el punto de que, por extensión, acabaría renombrando popularmente cualquier revista de historietas).
Por su parte, Francisco González Ledesma asumió el cargo de redactor jefe en la redacción de Bruguera. Poco después, la empresa también tuvo el acierto de "descubrir" a la que sería una de sus autoras más exitosas: la célebre escritora asturiana Corín Tellado, que con sus novelas románticas haría ganar mucho dinero a la editorial.
En esos años Bruguera continuó experimentando posibles nuevas fórmulas editoriales para sus publicaciones humorísticas. De este modo, aparecieron muchas colecciones (aunque la mayoría de existencia efímera), así como unas cuantas reediciones. Pero no sería hasta 1947 -coincidiendo con la reapertura de su célebre Pulgarcito- que la editorial pudiese contar con una plantilla estable de colaboradores, lo que propiciaría la aparición de nuevos títulos de gran calidad, que además perdurarían durante muchos años.
Se iniciaba así la Edad Dorada...
Próxima entrega: Carpanta y Zipi y Zape
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