jueves, 19 de enero de 2012

HISTORIA DE BRUGUERA II: AIRES DE RENOVACIÓN


En el post anterior de esta serie, vimos como Juan Bruguera propició la entrada en El Gato Negro -el floreciente negocio familiar- de sus dos hijos varones, Pantaleón y Francisco, que comenzaron desde abajo, como meros aprendices. Por desgracia, el señor Bruguera no tardaría mucho en darse cuenta de cuán acertada había sido dicha decisión, pués siendo aún bastante jóven comenzó a tener serios problemas de salud que lo llevarían a retirarse prematuramente a un tranquilo paraje de montaña próximo a Barcelona. Sin duda un importante varapalo para la empresa, pero al menos la sucesión estaba garantizada, que no era poco. Así, desde la distancia del referido retiro dirigió los pasos de sus vástagos cuando ya la enfermedad había empeorado considerablemente.

Desgraciadamente en 1933, y con tan sólo 48 años de edad fallece el patriarca, de modo que Pantaleón y Francisco no tuvieron más remedio que repartirse la dirección de la editorial y poner en práctica todo lo que habían aprendido durante aquellos años previos.

Su primera gestión se caracteriza por el abandono progresivo de la edición de folletines y la dedicación más exclusiva a la publicación de revistas de historietas, con la exitosa Pulgarcito a la cabeza. Esta ya era una tendencia proveniente de años anteriores, pero que ahora se vería acentuda.

Tan sólo 3 años después del fallecimiento del fundador, en 1936, estalló la guerra civil, y ese mismo año un comité obrero intervino la editorial eligiendo como delegado a Arturo Ortega. Es un momento de escasez y precariedad. Apenas hay papel ni otras materias primas, y los cortes eléctricos son frecuentes, aunque ni siquiera eso detuvo la producción en ningún momento. En cualquier caso, las aguas no tardarían demasiado en volver a su cauce.


En 1940, Pantaleón y Francisco decidieron cambiar el nombre de la empresa por uno que fuese más competitivo. Se opta por darle el apellido familiar. El Gato Negro ya era, al fin, la Editorial Bruguera. Y lo mejor aún estaba por llegar...

Próxima entrega: Formando equipo.

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