jueves, 17 de noviembre de 2011

SUPERVILLANOS RIDÍCULOS IX: SAPO

Seguro que todos recordáis perfectamente la versión tan aterradora de Sapo que aparecía en la primera película de X-Men (Bryan Singer, año 2000).

En dicha película Sapo se muestra como un letal supervillano poseedor de extraordinarias habilidades, tales como trepar por las paredes, saltar a una altura descomunal, escupir saliva ácida, estirar su lengua hasta un metro de largo (con la que además golpea, agarra y come) y una lista muy larga de toda clase de superpoderes desagradables y asquerosos.

Es cierto que a raíz del filme la versión comiquera del personaje comenzó a mostrar unos rasgos similares a su homónimo de celuloide, pero... ¿sabéis quién había sido en realidad el mutante Sapo hasta ese entonces?.
Pues veréis: en los primeros cómics de X-Men (Stan Lee/Jack Kirby) el amigo Sapo (en realidad Mortimer Toynbee) era un ser de escasa inteligencia que se movía dando ridículos saltitos.

Su aspecto era el de un pobre mequetrefe bajito y regordete, vestido con un grotesco atuendo medieval que recordaba al de un paje (o incluso al de un bufón), asemejándose casi al infame jorobado de Notre Dame.

Éste ser patético venía haciendo las veces de vasallo servil y rastrero de Magneto (que a su vez lideraba la Hermandad de Mutantes Diabólicos), quién por cierto lo humillaba sistemáticamente.


Además, el pobre diablo bebía los vientos por la Bruja Escarlata (hija de Magneto), pero ella no sentía lo mismo (lo raro ya sería lo contrario). Cuando él se dio cuenta de que ella se había casado con Visión, el pobre sufrió una crísis en la que enloqueció de ira.

A Sapo le gustaba la Bruja Escarlata (después de todo quizá tampoco sea tan imbécil...), ¿no?

Tal vez ella lo rechazó para evitar los besos con lengua...

En una época el mutante incluso intentó sustituir a la Gata Negra como "ayudante" de Spider-Man, pero éste no pudo evitar imaginárselo ataviado con el atuendo de ella y lo rechazó de inmediato.

Sapo como la Gata Negra en la imaginación de Spider-Man

En definitiva, que HOY se dice que la particular estructura ósea de Sapo le otorga fuerza sobrehumana, sobre todo en las piernas, que esto le permite saltar grandes longitudes, y que puede alcanzar una altura de 9 metros y una distancia de 12 en el mismo salto. Además, se dice que es capaz de realizar contorsiones que dañarían el esqueleto de un ser humano normal, sin sufrir daños en su columna vertebral. Que es muy flexible, y que tiene una gran agilidad, además de poseer una lengua de gran longitud similar a la del animal del que toma su nombre.

En realidad, aún no hace muchos años, todo lo que era Sapo se asemejaba más bien a una versión penosa y cutre de otro villano que ya revisamos en esta misma sección: Rana Saltarina.

¡Vaya pareja de anfibios, ¿eh?!

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