El artículo de hoy viene a colación de lo expuesto en la entrada anterior, en la que recordaréis que tocamos de refilón la creación del fenómeno denominado Comics Code Authority, y donde os prometí que por su complejidad en breve lo analizaríamos con mayor detenimiento. Por tanto, podéis considerar esta entrega como una mera extensión de la otra.
Aclarado esto, pasemos ya sin mayor preámbulo a la disección del asunto.
El Comics Code Authority (de aquí en adelante CCA) fue creado en 1954 como parte de la CMAA en respuesta a la opinión pública que consideraba que existía material inapropiado en bastantes cómic books. Esto incluía descripciones gráficas de violencia y gore en cómics sobre crimen y de horror, así como insinuaciones sexuales a las que los aficionados se referían como "good girl art" (Arte de tías buenas, siendo el equivalente español más cercano, aunque no exacto, el pin-up).
El libro de Fredric Wertham Seduction of the Innocent (La seducción de los Inocentes) se opuso a este tipo de material en los cómics, argumentando que era dañino para los niños (que constituían una gran espectro de los potenciales lectores). El Subcomité del Senado para la Delincuencia Juvenil lo escuchó en 1954, centrándose especialmente en los cómics books, preocupando a muchas editoriales por la posibilidad de que se crease una regulación gubernamental, motivo este por el que optarían por adelantarse prefiriendo crear ellos mismos una institución autoreguladora, es decir, de autocensura.
El código del CCA (el llamado usualmente Comics Code) se basó en parte en el extenso código acordado por la ACMP (sigla en inglés de la Asociación de Editoriales de Revistas de Cómics) en 1948, quienes a su vez se basaron en el Código de Producción de Hollywood de 1930. La CCA, de todos modos, fue más restrictiva que su predecesora.
Al igual que el código previo, la CCA prohibía presentar a "los policías, jueces, oficiales gubernamentales y otras instituciones de autoridad (...) de cualquier modo que cree falta de respeto hacia la autoridad establecida". No obstante añadía a los requisitos que "en toda circunstancia que el bien pueda triunfar sobre el mal" y desalentando "la muerte de oficiales de la justicia como resultado de actividades criminales". También se establecieron restricciones especificas para la representación del secuestro y de las armas ocultas.
Imágenes de "excesiva violencia" estaban prohibidas, así como "las ilustraciones espeluznantes, desagradables y horribles". Los Vampiros, Hombres Lobo, Ghouls y Zombies... NO PODÍAN SER DIBUJADOS!!!. Además, los cómics no podrían utilizar las palabras "Horror" o "Terror" en sus títulos y el uso de la palabra"Crímen" tenía muchas restricciones.
Donde el anterior código condenaba la publicación de "cómics sexys", la CCA fue mucho más precisa: Imágenes de "perversión sexual", "anormalidades sexuales" y "relaciones sexuales ilícitas", así la seducción, la violación, el sadismo y el masoquismo fueron específicamente prohibidas. En palabras recogidas del Código de Producción de Hollywood de 1930, las historias de amor tenían que enfatizar "la santidad del matrimonio" y las escenas de pasión debían tener cuidado en no estimular "emociones bajas y básicas".
Anuncios de licores, tabaco, cuchillos, fuegos artificiales, pin-ups desnudas y "productos de cuarto de baño de cuestionable naturaleza" fueron totalmente prohibidos.
Míles de críos queman públicamente toneladas de cómics en cuya portada no figura el sello del Code |
El CCA no tenía autoridad legal sobre las editoriales que no fueran miembro, pero distribuidoras y libreros rechazaron trabajar con cómics sin el sello del CCA. Así, en el punto álgido de esta campaña de acoso y derribo a la libertad de expresión, llegaron a organizarse actos masivos donde miles de críos, a instancia de sus mayores, quemaron públicamente toneladas de cómics en cuyas portadas no figuraba el sello en cuestión. Algunas editoriales prosperaron con esas restricciones, otras se adaptaron cancelando series y enfocándose en el contenido aprobado por el Código, y unas cuantas tuvieron que cerrar.
No en vano, el editor William Gaines (de EC) creía que las cláusulas que prohibían las palabras "crimen", "horror" y "terror" en los títulos fueron elegidas expresamente contra sus series mejor vendidas: Crime SuspenStories, The Vault of Horror y The Crypt of Terror (series que, como recordaréis, ya comentamos profusamente en el artículo anterior). Esas restricciones, así como las que prohibían vampiros, hombres lobo y zombies, lo que hizo que EC Cómics empezara a tener severas pérdidas. Al año siguiente de la entrada en vigor del Comics Code solo la revista MAD, de todo el catalogo de EC Cómics, siguió publicándose.
En 1971, el por aquel entonces editor jefe de Marvel Cómics, Stan Lee, a propuesta del Departamento de Salud de los Estados Unidos, escribió un cómic de Spider-Man en tres partes sobre el abuso de drogas, presentándolas como peligrosas y perjudiciales, para alertar a la juventud. El CCA, representado por el editor de Archie, John L. Goldwater rechazó aprobar dicha historia debido a la presencia de las drogas, considerando el contexto como irrelevante (el administrador del Comics Code, Leonard Darvin, “estuvo enfermo” en ese momento, permitiendo la decisión de Goldwater). Confiando en el hecho que era a petición del Gobierno, y con el apoyo de la empresa, Lee publicó la historia en The Amazing Spider-Man, números 96 al 98 (dentro de la llamada "saga de las drogas" mayo a julio de 1971) sin el sello del CCA, obteniendo una excelente acogida y quedando los argumentos del CCA como contraproducentes y anticuados.
Antigua propaganda que reza: "Busca los cómics con este sello" |
Según Stan Lee en una entrevista en 1998, “este es el único gran problema que tuvimos” con el Comics Code.
"Yo intente comprenderlos; Eran como los abogados, gente que interpretaba el asunto literal y técnicamente. Como el Código mencionaba que no podíamos mencionar las drogas, ellos, de acuerdo con sus normas, tenían razón. Así que no me enfurecí con ellos. Dije “Que lo jodan (al Código)” y el sello del CCA solo estuvo fuera esos tres números. Luego volvimos al Código otra vez. Yo nunca pensaba sobre el Código cuando estaba escribiendo una historia, básicamente porque yo nunca quise hacer cosas que a mi juicio fueran demasiado violentas o sexys. Yo era consciente que los jóvenes leían esos libros, y para ellos no existe el Código, no pienso que fuera a escribir las historias de un modo diferente".
Gracias a esta valiente iniciativa de Marvel en la popular cabecera arácnida, el Comics Code fue revisado varias veces a lo largo de 1971. Así, el 28 de enero de 1971 se permitió entre otras cosas “las descripciones simpáticas del entorno criminal... [y] la corrupción de los oficiales públicos” (“en tanto que sea descrito como algo excepcional y que el culpable sea castigado” ) así como algunas actividades criminales que mataran agentes de la ley y la “sugerencia, pero no retrato de la seducción”.
Se volvieron a permitir “vampiros, ghoules y hombres lobo... cuando sean tratados en la tradición clásica como Frankenstein, Drácula, y otras obras literarias de renombre escritas por Edgar Allan Poe, Saki, Conan Doyle y otros respetados autores cuyas obras se lean en las escuelas alrededor del mundo.”
Los zombies, faltos de un trasfondo “literario”, quedaron como un tabú. De todos modos, Marvel esquivó la restricción a los zombies a mediados de los años 1970, con la aparición de los seguidores aparentemente muertos y controlados mentalmente de varios supervillanos haitianos, a los que se llamaron “zuvembies” (en inglés, de pronunciación muy parecida a “zombies”). Otro caso parecido fue en la líneaLos Vengadores, cuando el reanimado superhéroe Hombre Maravilla vuelve de la muerte es referido varias veces como un “zuvembie”.
A pesar de las periódicas revisiones del Código para reflejar los cambios de actitud sobre los contenidos (por ejemplo, el veto en lo referente a la homosexualidad fue revisado en 1989 para permitir descripciones no estereotípicas de los gays y las lesbianas), su influencia fue continuamente bajando, y las editoriales gradualmente redujeron la importancia del sello en sus portadas. El desarrollo de nuevos canales de distribución proveen de nuevas maneras de llegar al gran público a los cómics no pertenecientes al Comics Code, mientras que los canales de distribución en los que se apoyaba el Sello antiguamente (como la venta en kioskos) disminuyó progresivamente.
La nueva generación de editoriales surgidas en los años 1980 y 1990 distribuyeron únicamente a librerías especializadas y ya no desearon la pertenencia al CCA o su aprobación mientras que DC, Marvel y otros promotores del CCA empezaron a publicar cómics para lectores adultos sin el sello del CCA. Por ejemplo, en los años 1990, Milestone Media, que publicaba a través de DC, envió sus publicaciones al CCA, publicándolos todos y solo poniendo el sello del Comics Code en los números que el CCA aprobó. En 2001, Marvel abandonó definitivamente el CCA para adoptar su propio sistema de valoración, mientras que a día de hoy DC solo somete a dicha aprobación las series de superhéroes pertenecientes a su universo clásico, aunque a veces ha publicado títulos sin dicha aprobación.
Afortunadamente, en la actualidad el CCA ya no es más que una institución completamente obsoleta apestando a naftalina, y a la que prácticamente ya nadie tiene en cuenta. Sin duda sus días están contados.
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