Si existe un film que haya sido objeto de plagios e imitaciones descaradas desde el día de su estreno, sin lugar a dudas esa cinta es Tiburón. Así, en 1978, tres años después haberse estrenado, la obra de Spielberg se encontraba en pleno auge de su enorme éxito. De esta forma, en el transcurso de ese verano sucedieron dos importantes eventos, y ambos relacionados, de un modo ú otro, con dicha producción. Por un lado, la Universal Pictures pretendía volver a reventar las taquillas con el esperado estreno de su secuela oficial (dirigida por Jeannot Szwarc), mientras que por otro lado, la New World Pictures sorprendía al mundo con otra película de temática muy similar, en un claro intento de hacerse con una generosa porción del pastel de aquel recién descubierto subgénero de "terror playero" que tan rentable resultaba.