Terminada de ver la segunda temporada de El Juego del Calamar (Netflix), confesaré que aún teniendo ciertos picos de interés, no me ha parecido tan rotunda como la primera. Y si bien es cierto que aquella contaba a su favor con el factor sorpresa, algo que aquí se pierde totalmente, no es ese el único punto negativo de esta nueva entrega.
Para empezar, debe tenerse en cuenta que esta temporada no está hecha para ser una temporada, sino que es la mitad de una que, según su creador, se hizo demasiado larga por lo que tuvo que ser dividida en dos partes... Y eso se nota.
Los primeros capítulos son bastante lentos, pero hay que admitir que en el tercero la cosa remonta. A partir de ahí, cumple su labor de entretener y de mantenerte pegado a la pantalla con ganas de más y más. Pero vas llegando al final y te sabe a poco (téngase en cuenta que al ser una temporada incompleta, siete capítulos no dan para mucho, especialmente si, como digo, los dos primeros son meramente introductorios).
Estoy seguro de que esta temporada va a ser la menos valorada. Si al menos se hubiese titulado El Juego del Calamar T2 - 1º Parte, se entendería mejor. La primera nos sorprendió, esta es el nudo y la tercera nos volará la cabeza (espero) con el desenlace.
Resumiendo: que esta (mini) temporada se sacrifica por la tercera, que ya está anunciada para verano u otoño de 2025.
En pocos meses, veremos cómo cierra la cosa.
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