domingo, 17 de marzo de 2013

CINE MÍTICO: PIRANHA

 
Si existe un film que haya sido objeto de plagios e imitaciones descaradas desde el día de su estreno, sin lugar a dudas esa cinta es Tiburón. Así, en 1978tres años después haberse estrenado, la obra de Spielberg se encontraba en pleno auge de su enorme éxito. De esta forma, en el transcurso de ese verano sucedieron dos importantes eventos, y ambos relacionados, de un modo ú otro, con dicha producción. Por un lado, la Universal Pictures pretendía volver a reventar las taquillas con el esperado estreno de su secuela oficial (dirigida por Jeannot Szwarc), mientras que por otro lado, la New World Pictures sorprendía al mundo con otra película de temática muy similar, en un claro intento de hacerse con una generosa porción del pastel de aquel recién descubierto subgénero de "terror playero" que tan rentable resultaba.

Esta joyita de serie B dirigida por un debutante Joe Dante se llamó Piranha (como sabéis la "ñ" en inglés no existe), y se rodó en sólo 30 días. Contó con un presupuesto infinitamente menor que su inmediata competidora (660.000 dólares frente a los 20 millones de Tiburón 2). Aún con todo, hay que reconocerle que además de resultar muy rentable, también supo ser merecedora de un destacado lugar en el exclusivo olimpo de las películas de culto... lo que no es poco decir. El mismo Spielberg declararía posteriormente que Piraña, era "el mejor de los timos inspirados por Tiburón".

Su trama comienza cuando una noche, dos adolescentes exploran por el bosque y llegan a una instalación militar, aparentemente abandonada. Deciden entrar y encuentran en el lugar una especie de piscina en la cual entran a nadar, y de pronto son devorados por un grupo de pirañas (aunque la identidad de estos animales aún no será descubierta por el espectador hasta más tarde). La investigadora  Maggie McKeown es enviada al lago Lost River a buscar a los dos excursionistas adolescentes. Ella contrata a Paul Grogan como guía del lugar. Al buscar en la zona se encuentran con la mencionada instalación militar abandonada. El único residente es el Dr. Robert Hoak, ex jefe de un proyecto súper secreto responsable de la creación de una agresiva raza de pirañas mutantes. Este proyecto fue clausurado años atrás, pero Hoak ha continuado aumentando el interés de las pirañas por la carne.

Los protas

Paul y Maggie, mientras rondan por el edificio militar, liberan accidentalmente a las pirañas de la piscina a un río, lo que las lleva al lago cerca de un campamento de verano para niños y de un centro turístico recientemente inaugurado. Las pirañas pronto comenzarán a devorar a los bañistas. Paul y Maggie harán lo posible para detenerlas.

Protagonizada por Bradford Dillman, Heather Menzies, Kevin McCarthy, Keenan WynnDick Miller, la película tuvo el gran acierto de imitar a Tiburón en el fondo, pero no así en la forma. Es decir: nunca pretendió ser lo que no es, y siempre fue consciente de sus limitados recursos, por lo que en ningún momento trató de huir de su correspondiente etiqueta de serie B, y supo reírse veladamente de un guión con más agujeros que un queso de Gruyere.

¿Por qué diantres cruzar la valla si hay un cartel que lo prohíbe? ¿Por qué accionar la palanquita cuando me dicen que no la toque? ¿Por qué bañarme cuando me advierten que hay algo en el agua? ¿Por qué ir en balsa cuando podemos ir en coche?.

Habiendo carreteras como hay y sabiendo de sobra qué es lo que se oculta en el rio... ya son ganas de viajar en balsa.

Con semejante planteamiento, la lógica invita a pensar en una película desastrosa y disparatada, pero el talento de Dante y el ingenio del gran John Sayles hacen que Piraña sea un digno trabajo de serie B, una cinta plagada de escenas gore y con numerosos e impagables guiños y homenajes al género, como por ejemplo aquel el que aparece esa máquina recreativa llamada Jaws (Tiburón).

En 1981, tres años después de su estreno, llegaría a los cines su secuela, que se llamó Piranha II: The Spawning, más conocida en español como Piraña II: Los vampiros del mar.

En esta ocasión, las pirañas tienen alas y por lo tanto... ¡pueden salir del agua y volar! (además de haberse adaptado perfectamente al agua salada). El hecho de que el director fuera un debutante James Cameron, no sería impedimento para que la película recibiera unas críticas nefastas.


Los efectos "especiales", (compuestos por unas pirañas de goma y un muñeco de plástico de los que hay en clase de anatomía) dejan al equipo técnico a la altura del betún, lo mismo que el reparto de actores, y muchas veces uno se cuestiona si el director es el mismo que con el tiempo llegaría a dirigir obras maestras de la talla de Titanic o Avatar, aunque no hay más remedio que aceptarlo. No en vano Cameron renegaría de esta cinta de por vida.


Muchos años después, ya bien entrado el siglo XXI,  habría más "copias de la copia", remakes y otros desatinos varios. Que si Piranhaconda, que si Piranha 3D, e incluso Piranha 3DD. Sencillamente infumables.

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