Tal y como os comunicaba en un post anterior, una de las nuevas secciones que nos acompañarán este año es Historia de Bruguera. Sin duda se trata de una historia sumamente apasionante, en la que seremos espectadores de primera fila de como lo que un día fue un minúsculo negocio familiar terminó por convertirse en un auténtico imperio editorial en España, que contaba además con numerosas delegaciones en Hispanoamérica. Así, entre jugosas anécdotas, repasaremos sus títulos más destacados y los inolvidables autores que los hicieron posibles, para terminar explicando las diversas causas que acabaron por herir de muerte al poderoso gigante mediático, y que ocurrió tras su traumática desaparición. Espero que os guste la sección. Ya me contaréis...
En 1910 aún reina en España Alfonso XIII. En ese año (cuando el 60% de la población española era totalmente analfabeta) Juan Bruguera Teixidó, entonces un joven emprendedor y visionario de solo 25 años, funda en Barcelona la pequeña editorial El Gato Negro (fijáos por tanto, que no es en absoluto casual que un animal de ese color sería algún día el célebre logo de Bruguera).
De éste modo, El Gato Negro se especializó en la publicación de libros de cultura general, folletines ilustrados, novela popular, libros de chistes y sobre todo revistas de historietas. Siguiendo el ejemplo de TBO, aparecida sólo cuatro años antes (1917) en la competencia, Bruguera creó en junio de 1921 el semanario Pulgarcito, revista subtitulada "Periódico infantil de cuentos, historietas, aventuras y entretenimientos", cuyo gran éxito hizo prosperar notablemente a la editorial.
Así, El Gato Negro lanzó otros veinte títulos más y también se hizo cargo de Charlot en 1928, incorporando en muchos de ellos cómics ingleses, en especial de Film Fun. Por parte española y tanto en las historietas como en la ilustraciones de los folletines, destacaron autores como Donaz, Arturo Moreno, Niel, Robert, Urda o Vinaixa.
Juan Bruguera fundó El Gato Negro en Barcelona en 1910 |
Hay que decir que ya desde aquellos primeros años de la editorial, cuando el reparto de revistas aún se hacía en carro de caballos, Juan Bruguera tuvo el gran acierto de darle a su empresa un marcado caracter paternalista, potenciando la implicación directa de sus hijos Pantaleón y Francisco (que entraron a formar parte de la plantilla como simples aprendices), y organizando frecuentes excursiones al campo con sus familiares y trabajadores, para estrechar lazos y mejorar la relación entre todos.
La empresa había prosperado bastante desde su nacimiento, cierto, pero nadie podia imaginar aún en lo que llegaría a convertirse unos cuantos años después...
Próxima entrega: Aires de renovación.
Pero, bueno, que breve... Me he quedado con ganas de leer más... Estás empeñado en que me muera de morriña despertando mis mejores recuerdos... ;)
ResponderEliminar