Acabo de terminar de ver la tercera temporada de Daredevil (de Netflix) y sólo puedo exclamar: ¡guaaaaau!
Sin duda, tiene todo aquello que hace grande a una serie: drama, acción, intriga, unas buenas dosis de oscuridad... y sobre todo (teniendo en cuenta que nos encontramos ante la adaptación de un cómic clásico), RESPETO por la esencia básica del personaje.
En esta ocasión, la trama es una adaptación más o menos libre de la aclamada Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli, y como sucedía con aquella, consigue mantenerte pegado a la silla conteniendo la respiración en todo momento.
Al igual que en la primera temporada, Wilson Fisk -alias Kingpin- (genialmente encarnado por un soberbio Vincent D'Onofrio, que parece haber nacido para interpretar al personaje) vuelve a despuntar como el gran antagonista de la historia, consiguiendo arrastrar tanto a Daredevil como al propio Matt Murdock a los mismísimos infiernos.
También cabe destacar la inclusión de otro villano clave en el universo del Hombre sin Miedo. Sé que si os digo Lester Benjamin Poindexter, muchos no sabréis de quién os hablo, pero si os digo Bullseye, probablemente la cosa cambie.
En definitiva, amigos: una obra destinada a convertirse en serie de culto, que desde aquí os recomiendo encarecidamente; para mí, un 10 sobre 10.
Coincido plenamente, aparte de que resulta mucho más estimulante que las ya canceladas Luke Cage y Iron Fist, por más que esta última también mejoró en su segunda temporada.
ResponderEliminarSí, Chacal: la mejor de las de Marvel por Netflix... ¡Pero además, ganando por amplia goleada!
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