Hace algunos meses, un servidor se quejaba de lo difícil que era ver por estos lares y en pantalla grande las últimas películas de Natalie Portman, y escribía entusiasmado que por fin se había confirmado el estreno en salas cinematográficas nacionales de uno de los nuevos trabajos de la actriz israelita: Aniquilación, de Alex Garland (todo ello en este enlace), fijado internacionalmente para el 23 de febrero de 2018, hoy. Pues bien: se diría que la maldición que parecen acarrear los filmes de esta mi actriz favorita del cine actual (son ya varios los que no han llegado a España ni siquiera en edición doméstica) continúa: desde hace ya unas semanas se sabe que esta nueva película del director de Ex Machina no va a llegar a los cines de fuera de EE.UU. La razón: tras unos pocos pases de prueba en dicho país, sus distribuidores han determinado que es “demasiado intelectual” y “complicada” para las grandes audiencias (o sea, poco comercial) y, tras el batacazo que se pegaron previamente con Geostorm, una película que precisamente es todo lo contrario, han tomado esta decepcionante y poco respetuosa decisión para con los espectadores del resto del mundo, a los que por lo visto nos juzgan con insuficiente entendimiento para poder disfrutar la película. Parece que, de momento, tendremos que conformarnos con cintas más infantiles y poco exigentes como aquellas con las que nos bombardea la Disney, cada vez más cerca de las simples mamarrachadas humorísticas.
Respecto a Aniquilación, para decepción de sus productores, de su director
(que insiste en que fue concebida para pantalla grande) y de todos aquellos
interesados en ella, la podremos ver a través del canal Netflix a partir del 12
de marzo. Para mí no es un gran consuelo.
Desde luego, y con perdón de la expresión, ha sido todo una porcualeada y encima con el rechinchineo de que nos llamen poco inteligentes valorando por adelantado que es demasiado intelectual.
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