Hoy he visto la película Arañas del Desierto (título original Camel Spiders), y debo reconocer que desde los lejanos tiempos de mi preadolescencia, cuando comencé a frecuentar los videoclubs de la época dorada del Betamax (¿os acordáis de aquellas pelis hechas con cuatro duros y que solían tener las caratulas dibujadas?), no veía algo tan sumamente infame. Con deciros que encasillarla como serie b me parece injusto... ¡esto es serie z pura y dura!.
La trama, una copia barata de la famosa Aracnofobia, no tiene demasiada miga, y creo que no exagero si digo que los diálogos parecen escritos por un mono borracho (en mis oídos aún resuenan frases como aquella de: "lo que tenemos que hacer es mantenernos vivos hasta que nos rescaten"). Las actuaciones tampoco ayudan, pues se ven forzadas y poco creíbles.
Aunque la película es relativamente reciente (2011), tiene unos "efectos especiales" (por llamarlos de alguna manera), que más bien parecen de mediados de los años 90. La infografía es un cantazo, y se nota a leguas que las dichosas arañas no están ahí en ningún momento. Eso sí, si lo que te va es la sangre a mansalva, aquí quedarás bien servido, porque las sucesivas muertes rozan el gore más chabacano que puedas imaginar.
Tampoco podemos esperar mucho más de su director, Jim Wynorsky, un tipo con una larga filmografía llena de películas de lo más bizarro, en su mayoría de SyFy, como Piranhaconda, Komodo Vs. Cobra, El Regreso de la Cosa del Pantano, Vampiros del Espacio o Ghoulies 4, por citar sólo algunas. Con semejante currículum... ¿qué queríais?.
En resumen, amigos, que huyáis de ella como de la peste. Avisados quedáis.
Tiene pinta... ¿como lo diría? de BODRIO (así con mayúsculas) de proporciones estratosféricas.
ResponderEliminarLo único realmente de terror en esta película es la actuación! Si se fijan, en más de una toma los actores tienen sonrisas contenidas.
ResponderEliminar