A pesar de la buena acogida de
Mortadelo y Filemón por parte del público (tal y como vimos en
el artículo anterior de esta serie)
, su explosión como producto de consumo masivo aún no se ha producido en toda su magnitud, y
El Capitán Trueno sigue siendo de lejos,
dos años después de su creación, el gran hallazgo de editorial
Bruguera en lo que a ventas se refiere. Por tanto, la repetición de tan exitoso esquema creando otra cabecera de corte similar, se antoja algo demasiado tentador como para no tratar de ponerlo en práctica a la mayor brevedad.
El guionista será el mismo,
Víctor Mora (en este caso bajo el pseudónimo de
R. Martín), y aunque para el dibujo se empleará a un artista diferente,
Francisco Darnís (ya que
Ambrós está completamente saturado con
El Capitán Trueno), las directrices empresariales serán bien claras desde el principio: mimetizarse en lo posible con el rentable estilo del atareado maestro.
Así es precisamente como nace
El Jabato, cuyo
primer cuadernillo apaisado (titulado
Esclavos de Roma) se publica el
20 de octubre de 1958 y como reclamo publicitario se regala con el
nº 107 de la citada colección de
El Capitán Trueno, en un descarado intento de llegar al mismo público que consúme aquella.
