Aquellos que me conozcan un poco, sabrán que uno de mis temas preferidos (con permiso de Spider-Man) es el que abarca toda la mitología concerniente a Jack el Destripador. Y no, antes de que nadie me repita la gastada broma (que tantas veces me han hecho ya) sobre si admiro a un asesino en serie, me apresuraré a aclarar que no es el asesino propiamente dicho lo que me produce tan extraña fascinación, sinó las increíbles circunstancias que llevaron a tamaño malhechor a ser capaz de volatilizarse para toda la eternidad entre las manos de sus numerosos perseguidores -entre los que cabría destacar a su némesis, el célebre inspector Abberline-, como si tuviese la sobrehumana facultad de volverse tan incorpóreo como la misma niebla desde la que súbitamente surgía con demencial ímpetu para saciar su sed de sangre.
Hoy, la figura de Jack the Ripper (su apodo original, que aquí tradujimos erróneamente como Jack el Destripador cuando más bien hubiésemos debido traducirlo como Jack el Desgarrador) ha trascendido con mucho los límites de la macabra familia de los asesinos seriales, para convertirse en todo un fenómeno social, un auténtico icono de los siniestro dentro del imaginario colectivo. Un personaje ciertamente audaz, que mientras se jugaba la horca a la que habría sido condenado sin remisión en caso de haber sido atrapado, se divirtió jugando al gato y al ratón con un Scotland Yard al que ridiculizó en extremo. Las brumosas y estrechas callejuelas del barrio bajo de Londres y la silueta de un hombre elegante y bien vestido recorriéndolas, han sido (con mayor o menor fidelidad hacia los hechos históricos) una fuente inagotable para la literatura, los cómics, el cine y el teatro de todos los tiempos. Su fama se convirtió en leyenda, tanto por la crueldad de las aberraciones perpetradas, como por el misterio de su identidad así como su inexplicable y repentina desaparición.
Hoy vamos a repasar algunas de las más célebres incursiones del amigo Jack en diversos medios, pero siempre desde la lúcida certeza de que nombrarlas todas sería poco menos que imposible. Ahora bien: creo que antes de meternos en harina convendría hacer un "pequeño" repaso a los hechos históricos, que es bien sabido que demasiado a menudo la realidad supera a la ficción (aunque antes de saltar en el tiempo quisiera advertiros que algunas de las imágenes mostradas a continuación, así como ciertas descripciones pueden resultar bastante desagradables para estómagos sensibles, así que avisados quedáis...)
Nos trasladamos a 1888, en plena era victoriana. En aquellos días, Londres ostentaba sin lugar a dudas el honor de erigirse como la metrópoli del mayor imperio mundial de la época. La zona más deprimida de la gran urbe estaba conformada por los barrios bajos del sector este londinense, conocido popularmente como East End (Extremo Este). Un área totalmente marginal, donde la miseria más absoluta contrastaba poderosamente con el exquisito -y a menudo hipócrita- modo de vida del denominado West End (Extremo Oeste), donde se congregaba gran parte de la burguesía inglesa. En el East End se ubicaba el distrito de Whitechapel (Capilla blanca) con sus barrios extremadamente pobres y conflictivos. Este castigado sector de la ciudad sirvió como coto de caza durante un breve período (desde agosto hasta noviembre del citado año) a un intrépido psicópata que mató y mutiló con una saña inexplicable al menos a cinco mujeres (aunque ciertos investigadores creen que pudieron ser más).
Imagen de Whitechapel en la época del Destripador |
La primera víctima “oficial” de Jack el Destripador fue una prostituta alcohólica (en realidad todas sus víctimas lo fueron) llamada Mary Ann Nichols, apodada simplemente “Polly”. Tenía 43 años.
Sobre las 2 y 30 de la madrugada del viernes 31 de agosto de 1888, Polly, que se hallaba en estado de embriaguez, fue desalojada de una pensión de Thrawl Street por carecer de los 4 peniques que costaba una cama, y por sus últimas palabras conocidas parece ser que manifestó que se ganaría el dinero en la calle con la ayuda de un nuevo capo que había conocido. Así, Polly se internó en la oscura noche, y sus pisadas se perdieron para siempre en un mundo de angostos y sórdidos callejones de suelos empedrados, difuminados por una fantasmagórica neblina, débilmente iluminada por la mortecina luz de gas de los faroles.
descubierto por el agente John Neil mientras hacía su ronda rutinaria por la zona de Buck´s Row, quien en vista de tan macabro hallazgo comenzó a soplar su silbato frenéticamente en demanda de socorro (aunque lo cierto es que escasos minutos antes de la llegada del policía un joven llamado Charles Cross, que se internaba por esa calzada rumbo a su trabajo en el mercado, divisó el cuerpo y corrió a buscar ayuda en otra dirección). Un detalle ciertamente inquietante es el hecho de que el agente afirmase que solo media hora antes recorriera ese mismo sitio sin apreciar nada raro. Esa sería una constante en las futuras "hazañas" de Jack: el dar la impresión de tener perfectamente cronometradas las rondas policiales, dando probadas muestras de ser capaz de contactar con la víctima, ganarse su confianza, asesinarla silenciosamente y ensañarse con ella a continuación (además del elaborado modo en que lo hacía), sacando tiempo aún para abandonar la escena del crímen -sin ser visto- en los breves intervalos existentes entre ronda y ronda policial (esa precisión horaria es algo que, por inexplicable, resulta realmente fascinante).
Otro dato que llamó la atención del caso fue la escasa cantidad de sangre hallada a su alrededor y lo seco que estaban su cuerpo y sus ropas pese a la lluvia que había caído la noche del crimen. Raro, ¿verdad?, pues más raro aún fue el hecho de que ni los agentes de policía que patrullaban las calles colindantes ni los propios residentes de Buck´s Row informaran de problemas de ruidos o de ver algo sospechoso, ni siquiera cuando posteriormente las autoridades les interrogaron al respecto. Si bien es cierto que en los días posteriores se detuvo a algún sospechoso (como aquel que apodaban "Delantal de Cuero", un zapatero judío llamado John Pizer), nadie fue retenido más allá de unas pocas horas por falta de pruebas que los vinculasen al caso.
Los periódicos de la época reconstruyeron el hallazgo del cadáver con fieles ilustraciones |
El jueves 6 de septiembre introdujeron el cuerpo de Polly en un tosco ataúd, y antes de cerrar la tapa se le sacó la única fotografía que se conserva. El féretro fue izado a un carruaje con caballos que se dirigió al cementerio de Ilford, a unos diez kilómetros de la morgue. En una tarde gris y lluviosa se extrajo el cuerpo y se lo colocó dentro de un foso recién cavado, recibiendo sepultura directamente en la tierra. El padre de la difunta, su cónyuge, tres de sus hijos y algunos policías asistieron a la ceremonia.
Nadie podía imaginar que tan sólo dos días después de que los sepultureros desocuparan la escuálida caja de madera para devolverla al depósito de Old Montague -en patética muestra de la pobreza de recursos que imperaba en el East End- en ese mismo ataúd iría a reposar el cadáver de la nueva presa cobrada por el escurridizo asesino de Polly.
Polly Nichols en la morgue |
Por tanto, como digo, el segundo homicidio incuestionable de esta orgía de sangre tuvo lugar tan solo dos días después del citado entierro, es decir, el sábado 8 de septiembre de 1888, en cuya madrugada (a eso de las 5 y 55) fue hallado el cadáver de Annie Chapman de 47 años, a quien apodaban “Annie la Morena”. El mozo de mercado John Davis fue quien hizo el macabro descubrimiento del cuerpo de Annie frente al patio trasero de una casa de inquilinos ubicada en el número 29 de Hanbury Street, lugar utilizado con frecuencia por las meretrices para ejercer su oficio. La víctima era de baja estatura, obesa, y sufría las consecuencias de una afección pulmonar tan avanzada que el médico que examinó su cuerpo dejaría constancia de que la desdichada estaba destinada a fallecer en los próximos meses a consecuencia de ese mal por más que no hubiera entrado en escena su brutal ejecutor.
La mujer, que tenía la falda a la altura de los muslos, no solo estaba brutalmente degollada (el corte era tan profundo que casi la habían decapitado) sinó que también había sido destripada (tenía los intestinos arremolinados por encima del hombro izquierdo). Además le faltaba el útero y parte del abdomen. Como curiosidad, cabe señalar que un policía llegaría a ordenar fotografiar los ojos de Annie, creyendo que sus retinas podrían haber retenido la imagen del asesino.
Lugar donde apareció el cuerpo de Chapman |
Annie Chapman: la segunda víctima "oficial" |
Inexplicablemente, cuanto más crecía la alarma social en el barrio (alarma que lógicamente incrementaba tanto la presencia policial como el recelo vecinal), el atrevimiento de Jack (o quizá su locura), en lugar de menguar, parecía ir en aumento. Así, unas tres semanas después, se produjeron los homicidios números tres y cuatro de la serie (Elizabeth Stride y Catherine Eddowes). La particularidad de los mismos, es que ambos tuvieron lugar durante LA MISMA madrugada del 30 de septiembre, y ambos estuvieron separados entre sí por un lapso temporal de menos de una hora (¡¡¡menos de una hora!!!, ¿no es realmente asombroso?). Se sabe además que la distancia entre ambos puntos podía recorrerse a pie en unos 15 minutos (lo extraño sería NO llamar la atención de ningún testigo yendo de un un punto a otro presumiblemente bastante manchado de sangre).
Otra fotografía del Whitechapel de la época |
A las 24:35 de la citada noche, el agente William Smith de la división H vió a Elizabeth Stride en la calle. La acompañaba un hombre "de aspecto juvenil y repetable", que portaba bajo el brazo un paquete de unos 40 centímetros de largo por 20 de ancho. El agente no le dio mayor importancia a este encuentro y continuó su ronda. Solo 25 minutos más tarde, Louis Diemschutz empujaba, ayudado de un pony, su carro de venta ambulante hacia la sede del Club Educativo de la Internacional Obrera, situado en un oscuro pasaje en un costado de Berner Street (hoy Henriques St), un poco más al sur de las primeras víctimas, pero también en Whitechapel. De pronto, el caballo relinchó asustado y dio un giro tan brusco hacia la izquierda que casi le arrojó al suelo. Había un extraño bulto en el suelo, que Diemschutz confundió inicialmente con una bolsa de basura. Lo tocó con su látigo, y tras ver que no se movía se dio cuenta de que se trataba de un cuerpo inerte, el cuerpo de Elizabeth Stride. La difunta sostenía un racimo de uvas en una mano (y en Londres, por aquella época, solo comían uvas personas con un gran poder adquisitivo, lo que dio lugar a la teoría de que Jack podría ser en realidad alguien de clase alta).
Así plasmaron los diarios de la época el hallazgo del cuerpo de Stride |
El hombre, asustado, corrió al referido club político para pedir ayuda. Parece ser que en dicho club terminaba un acto en el mismo momento de cometerse el asesinato, y se cree que los alegres cánticos socialistas pudieron contribuir a amortiguar cualquier posible grito de la víctima. Cuando Diemschutz encontró el cadáver éste todavía sangraba, por lo que se cree que su asesino aún debía estar cerca. El cuerpo "solo" presentaba cortes en la garganta y no mutilaciones por todo el cuerpo como las otras, aunque esta aparente ausencia de ensañamiento muy probablemente pudo ser por la llegada de Diemschutz, que presumiblemente hizo huir al asesino, quien no habría tenido tiempo suficiente para satisfacer su sed mutiladora. De hecho, los primeros botones de la camisa de Stride estaban desabrochados, pero se cree que cuando Jack se disponía a destriparla debió oir los pasos del caballo y huyó. Se presupone que entonces, realmente enfurecido por la interrupción, el asesino salió prestamente en busca de una nueva víctima con la cual saciar su frenesí mutilador, sin reparar en los crecientes riesgos de ser atrapado. Tanto es así, que una vecina declaró haber observado a un hombre joven caminar a paso ligero hacia Commercial Road, cuando el gentío comenzó a salir del local. También dijo que en una de sus manos llevaba una brillante cartera, semejante al maletín de un médico.
Elizabeth Stride en la morgue |
Así, tras su primer ataque, el psicópata se toparía con Catherine Eddowes, de 43 años, eliminándola con más saña aún que la empleada en las situaciones anteriores. La segunda protagonista del doble evento, Eddowes, había sido encerrada la tarde anterior en la comisaría de Bishopsgate, por encontrarse bebida en la calle, y fue puesta en libertad sobre la 01:00 del día 30. Los últimos testigos que la vieron con vida la sitúan entre la citada comisaría y Mitre Square, lugar donde fue vista por un agente en compañía de un caballero... ¡¡¡solo 10 minutos antes de aparecer muy cerca de allí brutalmente mutilada!!!. El cuerpo lo encontró el agente Edward Watkins durante el transcurso de una de sus rondas rutinarias (había pasado por allí un cuarto de hora antes sin ver nada anormal). El cadáver presentaba cortes perfectos, de los que presumiblemente sólo un cirujano sería capaz de realizar, pero... ¿¿¿¿en menos de 10 minutos????.
También aquí el inicial acto homicida consistió en el clásico corte profundo inferido de izquierda a derecha de la garganta, que le llegó hasta la tráquea. También sufrió mutilación en nariz y orejas, así como unos extraños cortes en forma de V en ambas mejillas. Además le faltaba el útero y el riñón izquierdo, la parte superior de los muslos se encontraba abierta, con desgarro de tejidos y cartílagos. La vagina rajada y unos 60 centímetros de su colon colocados entre su brazo derecho y su cuerpo.
Catherine Eddowes en la morgue |
Apenas hora y media después del macabro hallazgo, a eso de las 2 y 55 de la madrugada, el agente Alfred Long hacía su ronda habitual por Goulston Street, en pleno barrio judío (y a escasas manzanas del fatal escenario). Allí localizó sobre la acera, a la entrada de un portal (que daba acceso a los números 100-119 de la calle), un ensangrentado trozo de delantal de la difunta. Se cree que en su huída, el asesino lo utilizó para limpiarse las manos. En la jamba de entrada del referido portal se leía una inscripción trazada con tiza cuyo texto contenía una extraña alusión a que los judíos serían los hombres a los que no se culparía de nada. Nunca se supo si el críptico mensaje fue obra de Jack, o si sencillamente ya estaba escrito con anterioridad. Lo que sí se sabe es que el comisario Charles Warren ordenó borrar la pintada inmediatamente (presuntamente para no dar pie a reacciones racistas desde ciertos sectores de la población). ¿El inconveniente de esta apresurada decisión?, que el mensaje fue borrado de la pared antes de que pudiese ser siquiera fotografiado, una destrucción de pruebas totalmente impensable en la actualidad cuando se investiga un homicidio, de ahí que hoy sea tan criticado el controvertido proceder del comisario.
Tras aquel fatídico 30 de septiembre la prensa arreció concediendo gran difusión al tema de los asesinatos, el cual pasó a ser primera plana en la mayoría de los casi doscientos periódicos que se publicaban en el país. Por si algo le faltaba a la trama ahora había adquirido estado público el mote del hasta entonces anónimo matador. No cabe dudar que de no haber sido por el inspirado nombre con que ese asesino se bautizó a sí mismo –o fue bautizado por otros- sus crímenes, pese a lo espantosos que fueron, habrían quedado relegados al olvido.
A su vez, parecía estarse operando un intervalo. No se sumaban nuevos asesinatos. El culpable parecía replegarse y descansar. Ningún homicidio con su sello se verificó durante el mes de octubre de 1888 en Whitechapel y tampoco en el resto de Inglaterra. Eso sí, las cartas del supuesto asesino (o más bien de sus múltiples imitadores) seguían llegando por docenas tanto a las redacciones de los principales periódicos (que supieron explotar a fondo el filón) como a las comisarias de policía. Pero el envío más célebre de los recibidos el citado mes fue una pequeña y misteriosa caja de cartón con una tétrica carta adjunta. El destinatario fue George Lusk, el jefe de la Comisión de Vigilancia del East End (una recién creada patrulla vecinal de vigilancia), que recibió el envío el día 16 de octubre. En la caja había medio riñón. Por su parte, la carta decía textualmente:
Desde el infierno (From hell en inglés)
Señor Lusk:
Le envío la mitad del riñón que le extraje a la mujer, pedazo que le he reservado a usted, en tanto yo freí y me comí el otro pedazo. Estaba muy bueno. Podré enviarle el cuchillo ensangrentado con que se lo saqué, si espera un poco más. Cójame cuando pueda, señor Lusk.
La llamada "From Hell" fue la carta más famosa del Destripador y posiblemente una de las tres que fueron escritas realmente por él (aunque es algo que no se sabe con plena certeza). |
A partir de aquí, el despliegue policial ya no conoció precedentes. Se requisaron las casas, tabernas y pensiones del distrito. Los miembros civiles del citado Comité de Vigilancia (destinatarios de la carta anterior) cooperaban patrullando día y noche por las calles más peligrosas. Los afiches con el texto y la letra de las cartas que presuntamente Jack había enviado se reproducían en las comisarías y en distintos lugares de la vía pública, a fin de ver si algún ciudadano reconocía la caligrafía y aportaba alguna pista que condujese hasta el monstruo. Hasta se había llegado a recurrir al uso de perros sabuesos. Se volvía evidente que la cacería se hallaba en pleno apogeo. ¿Presintiendo su aprehensión, se habría acobardado Jack el Destripador? ¿Cambiaría al menos de escenario buscando uno menos arriesgado donde proseguir sus ataques? Pronto la población saldría de dudas.
Así fue que en los primeros días de noviembre de aquel año toda Gran Bretaña se vería estremecida al enterarse que había tenido efecto uno de los asesinatos más horrorosos e indignantes de sus anales criminales. La orgía de sangre desatada por el psicópata llegaría a su paroxismo con el indescriptible crimen de la más joven y atractiva de sus víctimas, Mary Jane Kelly, una irlandesa pelirroja de 25 años, apodada "Mary la Negra", a la cual literalmente descuartizaría dentro del estrecho interior de una miserable habitación sita en la planta baja del número 13 de Miller´s Court (un pequeño patio interior al que se accedía a través de un estrecho pasaje entre los números 26 y 27 de Dorset Street) durante la madrugada del 9 de noviembre del trágico otoño de 1888.
La habitación de Kelly en Miller´s Court (hoy ha sido demolida) |
A la mañana siguiente de la fatídica fecha, y coincidiendo con la fiesta del Lord Mayor, John Mc Carthy, el casero de Kelly, envió a su asistente, Thomas Bowyer, para cobrar el alquiler a la muchacha (Kelly debía varias semanas de renta atrasadas). Bowyer caminó apresuradamente bajo la lluvia. Llegó ante su puerta y llamó, pero la joven no contestaba. Entonces, miró a través de una grieta en una ventana. Lo que descubrió fue un cadáver horriblemente mutilado.
“¡Parecía más la obra de un demonio que de un hombre!”, exclamó Mr. John Mc Carthy, casero de la infortunada inquilina, al deponer en el sumario subsiguiente, dejando constancia de la terrible impresión que le produjo el hallazgo que estremeció incluso a los más endurecidos policías que concurrieron a la tétrica habitación. La verdad es que no era para menos: la antes bella Mary Kelly se encontraba totalmente despedazada sobre el mugriento y ensangrentado colchón. Las sábanas habían sido retiradas y amontonadas a los pies de la cama, formando una mezcla de tela envuelta en sangre y suciedad.
Mary Kelly yacía tumbada, con las piernas flexionadas hacia los lados. Su cuello presentaba un corte brutal de oreja a oreja que bajaba hacia la espina dorsal. El asesino le cortó las orejas y la nariz y le clavó repetidamente el cuchillo por todo el rostro hasta dejarla totalmente irreconocible. Muchos de aquellos cortes dejaban ver los huesos del cráneo. Los ojos abiertos, de par en par, miraban al vacío.
La sangre salió de su cuerpo empapando la colcha y formando un tremendo charco en el suelo. La cavidad abdominal de la mujer se presentaba literalmente vacía. El Destripador había hecho honor a su macabro apodo y había abierto el cuerpo en canal extrayendo todos los órganos, incluído el corazón (que nunca apareció). El útero y los órganos genitales estaban plenamente machacados y triturados. Junto al lado de la cama se encontraron el hígado y los dos pechos seccionados. La pierna derecha estaba parcialmente despellejada, dejando claramente a la vista el fémur. La pared junto a la cama se encontraba ensangrentada, probablemente salpicada por las manchas que el cuchillo arrojaría durante el apuñalamiento repetitivo del cuerpo. Sobre la tosca mesilla de noche el inspector Abberline distinguió los intestinos, los riñones y otros restos de carne.
Curiosamente, la coleta de la mujer se mantenía intacta, sin despeinarse, lo que indica ausencia de lucha previa.
En la chimenea se encontró ropa quemada de la difunta, lo que hizo suponer a Abberline que el asesino había permanecido avivando el fuego para tener luz con la que practicar sus mutilaciones. Se aseguró de que el fuego no decayera, tanto, que el pitorro de una tetera se deshizo por las altas temperaturas alcanzadas. Jack se había tomado su tiempo, seguramente por considerarse a salvo de miradas indiscretas, ya que esta vez todo ocurrió entre cuatro paredes y no en un espacio público. Algo que llama la atención del caso es que un fuego de tal magnitud no levantase el menor recelo entre el resto de inquilinos del patio. Otro dato a tener en cuenta es que la única ropa de Kelly que se salvó de la quema es la que llevaba puesta aquella noche, que se encontró perfectamente doblada junto a la cama. Claro indicio de que la chica se había desnudado voluntariamente.
A partir de este punto, el rastro de Jack se esfumó para siempre. Tanto la policía de la época, como los investigadores posteriores, nunca pudieron desvelar la identidad del homicida ni su paradero. Muchos fueron los detenidos en esos momentos, pero todos debieron ser liberados ante la total falta de evidencias que los vinculara con los crímenes.
Posteriormente, muchas fueron las hipótesis que se manejaron, barajándose varios nombres, aunque ninguno con pruebas suficientes que los vincularan con los horribles asesinatos. Se creyó que se trataba de un médico o un carnicero, debido a la precisión de los cortes (podría tener cierta lógica). También hubo quien dijo que podría haber sido un barbero, un pintor, un sacerdote, un policía o una comadrona -a la que llegarían a apodar como Jill la Destripadora- (y que conste que cada una de estas rebuscadas teorías no son lanzadas sin más, sinó que son defendidas con otras tantas argumentaciones en las que mejor ahora no me extenderé). Algunos, inclusive, llegaron a especular con que se trató de alguien estrechamente vinculado a la familia real (y lo cierto es que exíste una elaboradísima teoría que avala dicha versión, y el caso es que si uno la analiza detenidamente da MUCHO que pensar...). Sin embargo, ninguna de las versiones cuenta con las pruebas necesarias para determinar la verdadera identidad de quien, en su momento, fue la pesadilla de la policía de Londres, el terror de las prostitutas y una gran fuente de noticias para los periódicos de todo el mundo. Alguien que de repente llegó de la nada, hizo algo tan atroz como audaz, e igualmente de repente se esfumó en la nada sin dejar el menor rastro tras de sí.
Los periódicos de la época se hicieron eco de la incapacidad de la policía para dar con el psicópata |
También es interesante repasar la lista de sospechosos "oficiales", que son unos cuantos: el abogado Montague John Druitt, el comerciante James Maybrick, el pintor Walter Sickert, el doctor Sir William Gull, el barbero Aarón Kominski, el actor de teatro Richard Mansfield, el charlatán y buscavidas Francis Tumblety, y algún otro (exísten elaboradas teorías para incriminar a cada uno de los mencionados, y cuando las analizas, algunas dan bastante que pensar, aunque desgraciadamente en las mismas tampoco exísten pruebas irrefutables que demuestren fehacientemente que alguno fuese nuestro hombre).
En mi caso particular, os diré que he recorrido en dos ocasiones Whitechapel, incluyendo varios de los puntos de los célebres asesinatos. Una vez lo hice de día, y otra de noche. Sigue siendo bastante impresionante (y aún es un barrio relativamente marginal, pero menos que entonces). Además, lógicamente la ciudad ha cambiado bastante en el siglo y pico transcurrido desde aquellos siniestros días. Algunos lugares aún se parecen bastante, otros un poquillo, y otros han sido totalmente demolidos y reconstruidos. Uno de los puntos más interesantes (en el que incluso paré a tomar una jarra de cerveza) es el mítico pub Ten Bells (sito en Commercial Street, a un tiro de piedra de donde en su día estuvo la habitación de Mary Jane Kelly).
El Ten Bells fue fundado en 1755, y hay gente que afirma que su decoración se mantiene prácticamente intacta desde los tiempos de Jack. El pub ha tenido muchas conexiones con el Destripador (tanto es así, que durante un tiempo llegó a llamarse Jack The Ripper, hasta que un nuevo dueño le devolvió su nombre original). Ubicado prácticamente en el epicentro de las zonas en las que operó el asesino, todas sus víctimas habían bebido y trabajado tanto en el interior como en el exterior del mismo. Annie Chapman (asesinada en Hanbury Street) estaba trabajando como prostituta en ese bar la noche de su asesinato. Es probable que hubiese conocido al Destripador en el propio pub, el cual habría abandonado con él más tarde esa misma noche. También se dice que Mary Jane Kelly solía ofrecer sus servicios paseando por sus inmediaciones. Es raro el libro, cómic o película sobre el tema que no lo muestra en algún momento (o al menos lo menciona). Una de las cosas que más me inquietó cuando estuve en su interior fueron las estrechas escaleras de madera (de esa que cruje al pisarla), que te conducen abajo, donde están los servícios. Mientras las bajas, puedes observar en la pared (iluminada por una débil luz) reproducciones enmarcadas de diferentes portadas de periódicos de la época, que con tétricos dibujos y siniestros titulares narran los distintos asesinatos que acabamos de repasar.
Las escaleras que bajan al lavabo subterráneo también son de lo más inquietante... |
Y ya sin más dilación, paso a comentaros algunas de las obras de la cultura popular que se nutren de la fatídica historia de Jack el Destripador, por si tras leer éste artículo os pica la curiosidad y queréis profundir un poco más en el tema.
Huelga decir que exísten infinidad de libros que abordan la temática. Por razones obvias solo comentaré aquí los que tengo en mi colección particular, que además son los que he leído hasta la fecha. Veréis que junto a cada reseña he añadido la impresión que me produjo cada uno de ellos:
Retrato de un asesino: Jack El Destripador. Caso Cerrado:
Un libro de 400 páginas, que narra con todo lujo de detalles los pormenores de la investigación real sufragada con una importante porción de la fortuna de su autora, la millonaria y excéntrica escritora Patricia Cornwell, que no quiso reparar en gastos para llevarla a cabo. Sólo puedo decir que cuando finalicé su lectura me sentí tremendamente estafado. Argumentos insostenibles, deducciones descabelladas y conclusiones que dan verguenza ajena. En ciertos momentos uno llega a pensar (al menos a mí me ocurrió), que incluso se manipulan intencionadamente ciertas pruebas para forzar la penosa teoría de Cornwell. Pero el "gran pecado" de esta chapuza monumental para mí radica sin duda en la pretenciosa afirmación final (sólo el título de la obra ya es tremendamente pretencioso), donde la autora, sin cortarse un pelo, afirma haber dado al fin con la identidad del mítico psicópata (por cierto, uno de los sospechosos "clásicos"), afirmación lanzada además de modo tajante para no dejar ni el mínimo resquicio de duda en la mente de los lectores (supongo que había que justificar de algún modo el enorme gasto de la "investigación"). En resúmen, me ha parecido uno de los peores libros sobre el tema. No se lo recomiendo a nadie.
Otoño de Terror (Jack el Destripador):
280 páginas. Un apasionante y minucioso trabajo de investigación a cargo de Tom Cullen, que con cada capítulo nos lleva a un giro inesperado, a un nuevo misterio. La manera trepidante en que son narradas las acciones del asesino impiden que se suelte el libro hasta haberlo terminado. Formidable el capítulo que analiza uno a uno a los sospechosos clásicos. Esta obra sí que os la recomiendo encarecidamente. Os cautivará.
El Diario de Jack el Destripador:
475 páginas. Cada pocos años, la aparición de nuevos documentos, la declasificación de informes oficiales o nuevas investigaciones arrojan nueva luz sobre el caso de Jack el Destripador. Recientemente, apareció un documento, que por su relevancia ha conmocionado a todos los investigadores interesados en el tema.
El documento en cuestión no es más (ni menos), que un diario supuestamente escrito del puño y letra de Jack el Destripador, donde da testimonio de los crímenes cometidos, sus sentimientos y sus motivaciones a la hora de cometerlos.
Este diario ha sido cuestionado por parte de los estudiosos en el tema, y su publicación ha estado envuelta en la polémica. La aparición de este diario es también misteriosa: Mike Barret, de Liverpool, lo mostró a una editorial londinense en 1992. Él a su vez lo obtuvo de su amigo, Tony Deveraux, el cual murió poco después, sin revelarle cual era el origen del diario. Pese a la antiguedad del papel sobre el que fue escrito, y de la tinta empleada para hacerlo, la mayoría de los investigadores creen que es un fraude. A mí también me lo parece, por lo que no os lo recomiendo.
La Maldición de Whitechapel:
304 páginas. De Janire Rámila. Un relato fiel de los hechos originales, donde la niebla, el traqueteo de los carruajes y el humo de las miles de tabernas que poblaban Whitechapel se convierten en actores secundarios de la historia.
Gracias a este libro el lector llega a comprender en qué falló la actuación policial, por qué y cómo mataba realmente el Destripador a sus víctimas, cómo se hubiera desarrollado actualmente esta investigación con las modernas técnicas forenses y quién pudo esconderse realmente bajo la capa y chistera del primer asesino en serie moderno. Una lectura apasionante que sin duda os recomiendo con los ojos cerrados.
Gracias a este libro el lector llega a comprender en qué falló la actuación policial, por qué y cómo mataba realmente el Destripador a sus víctimas, cómo se hubiera desarrollado actualmente esta investigación con las modernas técnicas forenses y quién pudo esconderse realmente bajo la capa y chistera del primer asesino en serie moderno. Una lectura apasionante que sin duda os recomiendo con los ojos cerrados.
Jack el Destripador. Cartas desde el infierno:
382 páginas. Los autores Stewart P. Evans y Keith Skinner han sido los primeros en haber leído y examinado TODA la correspondencia que se conserva de los asesinatos de Whitechapel, y en este valioso libro se reproducen y transcriben todas las cartas del más famoso asesino de todos los tiempos, se comparan sus caligrafías, además de mostrarse infinidad de fotos de las mismas. Una obra muy interesante que también os recomiendo.
Exísten también algunos cómics sobre el caso, en general bastante interesantes. Yo tengo los siguientes:
Exísten también algunos cómics sobre el caso, en general bastante interesantes. Yo tengo los siguientes:
From Hell:
Una mastodóntica obra de más de 500 páginas realizada a lo largo de 10 años (1988-98) y que ya está considerada la obra más importante de Alan Moore (a la sazón uno de los guionistas más importantes de la historia mundial del cómic) junto con Watchmen; incluso hay algunos que la consideran su obra más ambiciosa, incluso por encima del citado Watchmen. Con dibujos (en B/N) de Eddie Campbell (si bien posteriormente vería la luz una versión coloreada). ¿Qué más puedo deciros?. Si te va el tema del Destripador y no has leído esta obra es que te falta un tornillo. Excelentemente documentada y precisa, abanderando una de las teorías más inquietantes que existen al respecto, es un trabajo totalmente Im-pres-cin-di-ble.
Asesinatos Victorianos:
230 páginas. Otro cómic bastante interesante, esta vez a cargo de Rick Geary. El tomo contiene tres historias más o menos contemporáneas entre sí. La primera de las cuales (cómo no), se titula Jack el Destripador. Las otras dos, son El misterio de Mary Rogers y El asesinato de Abraham Lincoln. Una obra muy cuidadosa en general con los detalles históricos, y con un estilo de dibujo (también en B/N) que recuerda bastante a los que hacían en los periódicos de la época para describir los asesinatos. No llega al nivel de intensidad de From Hell, pero aún así merece mucho la pena.
Las mil caras de Jack el Destripador:
82 páginas. De factura española, con este álbum se inauguraba en 1986 la colección Joyas de Creepy, tras haberse publicado previamente en nueve entregas (a lo largo de 1984) en la edición española de Creepy. En sus páginas (como los anteriores en B/N), Antonio Segura y José Ortiz fantasean con una hipotética continuidad de los asesinatos (más allá de donde se detuvieran en la vida real), mostrando al lector que quizá al amigo Jack podría haberle salido algún que otro imitador. Una obra ciertamente entretenida, pero sin el menor rigor histórico. En modo alguno me parece un mal cómic, pero tampoco se hace imprescindible.
Mary Jane:
88 páginas. Frank Le Gall y Damien Cuvillier nos plantean una aproximación a lo que pudieron ser los últimos años de vida de Mary Jane Kelly, la última víctima canónica del Destripador. Eso sí: es importante señalar que el relato sirve de excusa para mostrarnos las tremendas dificultades que tenían que afrontar las mujeres de las clases más desfavorecidas de la Inglaterra victoriana, centrándose más en esto que en el momento fatal en que los pasos de la desdichada acabaron cruzándose con los del mítico asesino. Con eso y con todo, me parece una obra muy a tener en cuenta, que sirve como complemento perfecto de cualquiera de las anteriores. Y por cierto, que a diferencia de aquellas, esta es en color.
Y ya para finalizar éste somero repaso a las incursiones del Destripador en la cultura popular, quiero comentaros las películas que tengo acerca del caso.
Sherlock Holmes. Asesinato por Decreto:
Dirigida por Bob Clark, y protagonizada por Christopher Plummer y James Mason (como Holmes y Watson respectivamente), como su título ya nos indica, se trata de un curioso cruce entre un personaje real, Jack el Destripador, y un personaje literario como es Sherlock Holmes. Ahonda en una de las teorías más célebres para explicar la motivación de los asesinatos (y por que nunca se descubrió al autor de los mismos). Es, por cierto, la misma que nos cuenta Alan Moore en su gran From Hell (aunque este film es anterior al citado cómic). Me gustó bastante. Os la recomiendo.
Desde el Infierno:
Dirigida por los hermanos Hughes, y protagonizada por Johnny Depp en el papel del inspector Abberline, se trata supuestamente de la adaptación oficial del From Hell de Moore (aunque disculpad si me da la risa ante semejante afirmación). El cómic le da MIL VUELTAS a esta película, que si bien cumple su misión de entretener al espectador, no pasa de ahí. Nada que ver con la exquisita adaptación del cómic y su cuidada aproximación a los hechos históricos. Aquí se toman numerosas licencias, como por ejemplo mostrar a Abberline (Depp) como un investigador que se vale de las premoniciones que le produce fumar opio para seguir el rastro del asesino. Os juro que esa patochada no está en el cómic. Eso sí, el Ten Bells sale cantidad. Vedla si queréis pasar un rato entretenido, pero no lo hagáis si lo que buscáis es documentación real.
Jack el Destripador:
He dejado mi favorita para el final. Dirigida y producida por David Wickes, y protagonizada por el gran Michael Caine en el papel del inspector Abberline (el mismo personaje que hace Depp en la anterior, pero mucho más realista y creíble aquí), en realidad no es una película al uso, sinó que fue una miniserie de dos capítulos hecha directamente para televisión (aunque yo la tengo recopilada en un solo Dvd y montada como un filme tradicional). Es tan sumamente rigurosa y detallista en los datos que aporta, que en ciertos momentos casi te parece estar viendo lo que sucedió de verdad, y tal y como debió suceder. De hecho casi parece un documental interpretado por actores. La producción la estrenó la BBC en 1988, justo cuando se cumplió un siglo de los acontecimientos. ¿Si os la recomiendo?. Mirad: si consigo que leáis el cómic de Moore, y que veáis esta "peli", habré cumplido con creces el objetivo que tenía cuando decidí escribir éste artículo.
Y hasta aquí, lo que puedo contaros de Jack el Destripador. Permitidme deciros que si os ha gustado este artículo, probablemente también os interese leer El Titanic en la cultura popular.
Vaaaaaya... estoy verdaderamente IMPRESIONADA. Una entrada realmente interesante, magnificamente documentada y que da ganas de ahondar en el tema mucho mas. No es raro que este siniestro y escurridizo personaje provoque tal fascinacion, es un caso extraño tras el cual la investigacion forense y los asesinatos en serie jamas volvieron a ser lo mismo.
ResponderEliminarTu entrada muestra un profundo conocimiento del tema. No sabia que Alan Moore habia escrito un comic del tema... sin dud aha de ser lectura obligada. Lo tendre en cuenta. Muy muy buena entrada, si señor.
Este es el mejor artículo sobre Jack el destripador, que he leido en mi vida.
ResponderEliminarBuenísimo, documentado y ameno. Un 10
A mí también me ha fascinado siempre el mito de Jack el Destripador. He visto muchas películas y tengo varios libros sobre él, e incluso juegos de mesa (aquí reseño uno: http://ludotecaruthwen.blogspot.com/search/label/Sombras%20sobre%20Londres )
ResponderEliminarPor cierto, no sé si conoces esta estupenda película de 1965, que antecede a la también excepcional "Asesinato por decreto" en el tema de enfrentar a Sherlock Holmes contra Jack el Destripador (y creo que tampoco fue la primera): http://www.imdb.com/title/tt0059764/
Lord Ruthwen: como digo en el artículo, soy plenamente consciente de que existen muchos más libros, cómics y películas acerca del mito de Jack el Destripador que los que yo comento (así como también algunos juegos de PC), pero como también digo, me he limitado a reseñar básicamente el material que yo tengo, ya que es el que conozco bien, y por tanto aquel del que puedo hablar con algo de propiedad. En cualquier caso, muchas gracias por tus interesantes aportes. Sirven como interesante complemento de mi artículo.
ResponderEliminarCiertamente, si hubiese dejado herederos reconocidos, estarían cobrando una fortuna... ¿O quizá no? Porque entonces se conocería su identidad y se perdería gran parte del misterio y "encanto" de su leyenda... Hmmmmm.....
ResponderEliminarEso es algo de lo que no me cabe la menor duda: que actualmente en Londres muy probablemente habrá alguien emparentado con Jack. Lo que pasa que el susodicho (o susodichos) en cuestión no tendrán ni idea del referido parentersco. Siempre se tendió a creer que el Destripador debía ser algún vecino del barrio (de ahí que conociera sus calles como la palma de la mano). También se cree que probablemente viviría solo (ya que un familiar minimamente cuerdo lo habría denunciado a la vista de ciertos indicios como encontrar su ropa ensangrentada, o incluso órganos de las víctimas, así como percartarse de sus repetidas ausencias las noches de los crímenes). También se cree que tendría un trabajo estable (tal vez fuese algún tendero, artesano, matarife o mozo de carga de la zona), ya que solo mataba los fines de semana, cuando presuntamente estaba libre de sus quehaceres laborales. Muchos investigadores sostienen la teoría (en absoluto descabellada) de que cuando Scotlan Yard investigó casa por casa interrogando masivamente a los vecinos de Whitechapel, es más que probable que Jack fuese uno más de los referidos interrogados, pero que al no levantar sospechas (probablemente aparentaría ser un tipo bastante corriente), sería descartado como culpable.
EliminarImpresionante artículo. Mis felicitaciones. Un saludo
ResponderEliminarFue el propio Conan Doyle el que introdujo a Jack en las historias de Sherlock, aunque no recuerdo cual es la novela, si recuerdo que el autor consideraba que era uno de los inspectores de Scotland Yard, por lo tanto la incursión de un personaje real con uno ficticio es bastante anterior a las películas.
ResponderEliminarYo me acabo de terminar el descomunal y fantástico libro "From Hell" que como dices, es una maravilla. No sólo por la profusión de detalles, y por lo detallado de todo, sino que luego cuando lees el también inmenso epílogo/explicación, te das cuenta del currazo que se dio Moore para crear esta obra. Vamos, riéte tú de los libros de Dan Brown y sus también interesantes teorías conspiranóicas. Desde luego, este libro me ha encantado y, aunque no es para todos los públicos, creo que retrata muy fielmente cómo debió de ser la vida por allí en esos días (patética, por otro lado). Excelente artículo el tuyo, muy bien documentado y redactado. :)
ResponderEliminarHola! me llamo Elia y soy un poco friki sobre el Destripador. Claro que no lo admiro, pero me gusta la época en que ocurrieron los crimenes, y me encanta Whitechapel, estuve viviendo allí dos meses y creo que es un barrio que siempre llevaré en mi corazón. He hecho la ruta de Jack el Destripador tres veces y cada vez ha sido distinta, pero siempre me ha quedado un buen recuerdo de ella. Debido a mi frikismo tengo un par de preguntas por hacerte... me he leido el comic de From Hell y el libro Cartas desde el Infierno, tambien he visto la película de Johnny Depp "From Hell". Me gustaría ver la serie de Michael Caine, y aún más después de haver leído tu artículo. Es muy dificil de encontrar? espero que no!! tambien me gustaría leer algún otro libro, cual me recomiendas? Bueno, después de estas preguntas, te enseño mi página web sobre los crimenes (es en inglés) y ya de paso te digo que he añadido tu página a mis enlaces. Espero que te guste!!
ResponderEliminarwww.victorianwhitechapel.webs.com
Estimada Elia: sobre tú pregunta acerca de la película de Michael Caine, te diré que quizá sí es un poquillo complicada de encontrar... pero no imposible. Búscala en Ebay o en Todocolección, ya que en ambos portales hay particulares que la suelen poner a la venta de vez en cuando. De todas formas, si te coincide que en el momento que entres nadie la oferta, en cualquiera de los dos sitios te preguntarán si quieres "guardar tú búsqueda". Si activas dicho servicio, en cuanto aparezca una serás avisada a tú E-mail (aunque sin compromiso alguno de compra por tú parte). También, sinó quieres esperar tanto para verla, supongo que sabes que exísten otros métodos alternativos para hacerlo (no sé si me explico...) En cuanto a lo del libro recomendado, como digo en el artículo, aparte de los que ya has leido tú me parecen muy buenos Otoño de Terror de Tom Cullen, y La Maldición de Witechapel de Janire Ramila, aunque los dos que reseño del Doctor Gabriel Antonio Pombo tampoco resultan una mala opción. Y poco más. Espero haberte servido de alguna ayuda. Muchas gracias por tú interés.
EliminarOla acabo de leer tu texto y tus comentarios, todo debido a que mientras me encontraba realizando "zaping" en la tv, di con un capitulo sobre un asesinato y que al seguir viendo se acercaba bastante a los ocurridos hace mas de 120 años,,, si a los de Jack The Riper"" ,, una vez terminado el capitulo fui directamente a al pc y busque todo lo relacionado con este tema y me tope con tu lectura,,, por favor permíteme saludarte y agradecer además tus exelentes comentarios y criticas,, FELICIDADES!! Ahhhh la serie que voy a empezar a ver se llama WHITECHAPEL!! Por si alguien se interesa..
ResponderEliminarTengo una pregunta que igual es un poco absurda, por qué se piensa que es un asesino y no una asesina? Hay alguna pista clara que lleve a pensar que es un hombre?
ResponderEliminarNo es seguro que sea un hombre, pero sí lo más probable, por la sencilla razón de que la gran mayoría de los asesinos seriales son hombres. Incluso dentro de los pocos casos de asesinas seriales, en la mayoría de las veces era guiada por un hombre, como es el caso de Karla Homolka, que le hacía la segunda a su esposo Paul Bernardo.
EliminarUna de las pocas asesinas seriales que actuó por cuenta y voluntad propia, sin ningún tipo de ayuda masculina fue Aileen Wuornos, cuya biografía trata la película "Monster", con Charlize Theron en el papel principal.
En el caso de Jack el Destripador hay pocas preguntas absurdas, así que descuida...
ResponderEliminarSi has leido detenidamente el artículo, verás que hay una parte donde se abordan las diferentes teorías acerca de los posibles sospechosos, y ahí ya digo que hay quien defiende la posibilidad de que el asesino fuese en realidad una asesina, Jill la Destripadora, supuestamente una comadrona enloquecida y sedienta de venganza por haber sido enviada a la cárcel por alguna de las prostitutas...
hay un videojuego llamado medievil 2 en el cual hacen un cameo de jack del destripador mediante un jefe llamado the ripper en ese nivel envian a la novia de dan fortesque(una momia rescatada antes) a investigar una fuente de poder magico en whitechapel esa pista le lleva a un enfrentamiento contra el destripador que acaba en desgracia mientras el pobre dan llega por los pelos para ver como asesinan a su novia delante de sus narizes
ResponderEliminarHola he estado ultimamente leyendo sobre Jack the Ripper, el retrato robot ,que aparece el en grupo de fotografia de sospechosos,se parece mucho al penúltimo que si no me equivoco era el poeta que vivia por la zona de White Chapel
ResponderEliminarEnhorabuena por tu articulo.Comentar que la foto robot se asemeja bastante al penúltimo sospechoso que, si no equivoco, es el poeta al enajenado que había estudiado cirugia,era un fanático religioso, y vagabundeaba por la zona. En unas de sus obras escribió sobre un hombre que asesinaba mujeres para tener el éxito en su obra.
ResponderEliminarPor otro lado es extraño que de vivir en WhiteChapel solo actuara los fines de semana.De haber sido empleado no creo que tuviera lo que ahora se llama fin de semana,en aquellos tiempos como mucho libraría el domingo por lo que la noche del viernes seria como la de cualquier día de la semana.
Un saludo
Juan Carlos
Hola de nuevo,escribí un comentario como anonimo que aún no ha sido publicado.He estudiado las fechas de los crimenes y no entiendo cuando se afirma que fueron perpetraos en fin de semana.En 1888 un trabajador tendría como mucho el domingo como fiesta y por tanto la noche del sabado para su disfrute nocturno.Además solo los asesinatos dobles del dia 30 de septiembre se cometieron una noche de sabado más bien madrugada del domingo.
ResponderEliminarEl primer asesinato fue a las 3 40 AM de un viernes corresponderia por tanto a la noche del jueves.El segundo a las 6 AM del sabado es decir noche de viernes que en el siglo XIX no creo que fuera de fiesta para la clase obrera.El último a las 10 45 AM de un viernes es decir que posiblemente se realizó la noche del jueves tomandose su tiempo al estar protegido de los viandantes.Si el asesino vivía en la zona ¿por que no actuó las madrugadas del lunes,martes,míercoles?.¿Se trataba de alquien que no residia en Londres y que se deplazaba a la ciudad hacia final de la semama?.¿Podría ser un marinero de un buque mercante?.Un saludo
Hola de nuevo me he leído el libro de Otoño de terror de Tom Cullen y me ha parecido un excelente relato histórico sobre Jack the Ripper.Me han chocado dos cosas que según el autor el corazón se hallaba en el cuarto de Mary Jane Kelly y que esta estaba embarazada de tres meses.Lo del embarazo creo que no lo citan otros autores y el corazón se da como desaparecido por otros autores.
ResponderEliminarPor otro lado estoy terminando "Jack el destripador: el capitulo final" y debo de decir que el autor Paul Feldman consigue convencer de la autenticidad del diario atribuido al destripador o James Maybrick.¿que opinias sobre el diario?.
Un saludo
el autor Paul Feldman consigue convencer de la autenticidad del diario atribuido al destripador o James Maybrick.¿que opinias sobre el diario?.
ResponderEliminarPersonalmente me parece un fraude como un piano...