La primera historieta de Mortadelo y Filemón apareció el 20 de enero de 1958 en el número 1394 de Pulgarcito con el título genérico de Mortadelo y Filemón, agencia de información. Por aquel entonces era usual que las series de historieta humorísticas tuviesen un pareado como título, generalmente con el nombre de sus protagonistas en el primer verso.
En Mortadelo y Filemón, agencia de información, Filemón es el jefe de una agencia de detectives y tiene a Mortadelo como empleado y único ayudante. Las primeras historias eran de una sola página en blanco y negro (salvo cuando ésta ocupaba la portada) con seis filas de viñetas y seguían un esquema muy sencillo: alguien contrata los servicios de la agencia, pero al intentar cumplir la misión, se produce algún hilarante equívoco que resulta en un completo fracaso de ésta. El descubrimiento del equívoco terminaba generalmente en una persecución o en alguien desmayándose. Esta estructura de presentación-equívoco-desenlace era extremadamente común en las historietas de la escuela Bruguera.
Así comenzaba el debút de los personajes... |
Filemón tenía nariz aguileña, vestía chaqueta y sombrero de felpa y fumaba en pipa (en el número 1404 de Pulgarcito llegó incluso a vestir el impermeable y sombrero a cuadros característico de la mayoría de las ilustraciones de Holmes). Mortadelo, por su parte, además de las habituales gafas y levita negras, llevaba bombín y paraguas del mismo color. El bombín servía además a Mortadelo para guardar los disfraces, un recurso que con el tiempo se revelaría innecesario y terminaría por desaparecer. Otra característica del Mortadelo primigenio (y que sólo duró unas pocas historietas) eran unos ojos perpetuamente entrecerrados que le conferían un aspecto despistado.
Este primitivo aspecto fue depurándose con el tiempo, adquiriendo pronto un aspecto similar al actual: Mortadelo mantendría su levita negra, pero desaparecerían el sombrero y el paraguas; mientras tanto Filemón fue reduciendo paulatinamente su nariz larga y aguileña y su indumentaria pasó a consistir en una pajarita negra, camisa blanca, pantalones generalmente rojos y, en ocasiones, chaqueta a juego.
La evolución de los personajes a través de los años ha sido realmente inmensa |
1969 marca el inicio de la madurez de esta serie, con algunos cambios de gran trascendencia:
Se inician las historietas largas, que suelen tener 44 páginas y habitualmente están organizadas en episodios autoconclusivos de 4 caras que suelen narrar los sucesos de un día. La razón de esta estructura era que estos episodios serían publicados semanalmente; inicialmente en la revista Gran Pulgarcito y más tarde en la revista Mortadelo. El hilo argumental de las historietas sirve sólo como medio para estructurar los capítulos y como base para encadenar las situaciones cómicas. Aparte de la publicación serializada también eran publicadas de forma completa en la mítica Colección Olé.
En esta nueva etapa de Mortadelo y Filemón, el humor no se basa tan sólo en el descubrimiento de un equívoco, sino que múltiples recursos humorísticos son empleados de forma continua: parodias, bromas visuales, humor absurdo, enredos, juegos de palabras, etc.
Ahora Mortadelo y Filemón forman parte de la T.I.A., una organización con claras reminiscencias de la C.I.A. Las referencias a Holmes, que ya hace tiempo han desaparecido, son sustituidas por la parodia de las historias de espías, muy comunes por aquel entonces. La referencia más clara de esta época es la serie Superagente 86 (que a su vez parodiaba a James bond), estrenada en España dos años antes de la publicación de El sulfato atómico; esta serie refleja un mundo de espías incompetentes, entradas secretas y hasta "zapatófonos" (zapatos con función de teléfono) muy similar al de las aventuras de Mortadelo y Filemón.
El estilo de dibujo está casi totalmente definido, así como las personalidades de los dos detectives, convertidos ahora en "agentes secretos". Además, se incorporaron nuevos personajes a las historias: el "Súper", el profesor Bacterio y, a partir de 1978, la secretaria Ofelia. Otros personajes, incluyendo su peculiar galería de villanos, no llegan a ser recurrentes.
Como dato curioso, apuntar que Ibáñez, el padre de las “criaturas”, abandonó Bruguera en 1985, y casualidad o no, solo un año más tarde la editorial (que llevaba más de 75 años en la brecha) tuvo que acabar echando el cierre.
Las historietas son publicadas en Europa bajo muchos nombres diferentes. Tienen una excelente acogida en Alemania, razón por la cual se le dedicó un número entero (En Alemania) y llegaron a publicarse allí diversas historietas apócrifas exclusivas, que permanecen inéditas en España. El título varía de una a otra lengua, aquí reseño algunos:
Mort & Phil, en inglés.
Paling & Ko, en holandés.
Mortadelo e Salaminho en portugués (de Brasil).
Mortadela e Salamão en portugués (de Portugal).
Flink och Fummel en sueco.
Flip & Flop en danés.
Mortadel et Filémon en francés (también Futt et Fil)
Mortadella e Filemone en italiano (también Mortadello e Polpetta)
Αντιριξ και Συμφωνιξ (Antirix kai Symphonix, pronunciado Andirix ke Simfonix) en griego.
Älli ja Tälli en finés.
Clever & Smart en noruego, checo y alemán.
Zriki Svargla & Sule Globus en serbio.
Mortadel·lo i Filemó en catalán.
Mortadelo e Filemón en gallego.
Mortadelc pa File en esloveno.
Dörtgöz ve Dazlak en turco.
Las ediciones españolas se han vendido además en muchos países latinoamericanos, mientras que la francesa ha hecho lo propio en Bélgica y Luxemburgo, etc.
Eso sin contar las series animadas, películas de imagen real, obras de teatro, juegos de ordenador, y demás merchandising que hay basados en los personajes.
Ibáñez, sigue produciendo hoy historias/libros de Mortadelo y Filemón (Ediciones B) que, en pleno 2011, viven pegados a la actualidad. Tanto que en los ultimos años nos han regalado comics con temas tan vigentes como Operación Triunfo, el Mundial 2010, el reciclaje, la gripe U, etc.
Y es que se hace ciertamente complejo tratar de desentrañar las causas del éxito sin precedentes de Mortadelo y Filemón. Lo único cierto que podemos constatar, es que ni antes ni después hubo (al menos en lo que a ventas se refiere) otro personaje español que les llegase siquiera a la suela del zapatófono.
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