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martes, 27 de septiembre de 2011

EL DR. FREDRIC WERTHAM Y EL FIN DE LA EC

Fundada inicialmente como Educational Cómics por su editor y propietario Max Gaines, comenzó reeditando primero tiras de prensa, para pasar posteriormente a publicar series propias, tales como Picture Stories from the Bible (es decir, Historias de la Biblia Dibujadas), biografías de grandes personajes de la Ciencia y la Historia, u otras aventuras menores de los denominados Funny Animals (animalitos parlantes).

Cuando Max Gaines falleció en 1947 a causa de un accidente de navegación, la empresa familiar (que no se puede decir que precisamente estuviera atravesando su mejor momento) pasaría repentinamente a manos de su hijo William, quien entre 1949 y 1950 modifica radicalmente el rumbo de la compañía cambiando las series que publicaba con el fin de hacerlas más comerciales, centrándolas así en los géneros de horror, suspense, ciencia ficción, guerra y crímenes, momento este a partir del cual el nombre de la editorial se reduciría a unas simples iniciales básicas: EC (con la diferencia que ahora, en lugar de significar Educational Cómics, querían decir Entertainment Cómics).

Otro dato que dice mucho a favor de la empresa, es que en sus historietas los lectores podían ver regularmente los trabajos firmados por autores estrella tales como Graham Ingels, Wally Wood, Al Williamson, etc. Huelga decir que dicha práctica era muy poco fecuente en las publicaciones de la época, donde los artistas no solían aparecer casi nunca en los títulos de crédito.

Bajo el sello de la EC se publicaron distintas líneas editoriales, entre las que cabría destacar las bélicas, las de ciencia ficción, las de suspense (entre las que destaca especialmente su magnífica colección Crime SuspenStories), y como no, las de terror.

Hay que tener en cuenta que los finales impactantes eran muy comunes en casi todas las historias de la EC; pero en estas eran el rasgo más característico. Muchas de estas "Suspenshistorias" abordaban temas como el racismo, el sexo, las drogas y el modo de vida americano.

Sus series de terror fueron verdaderamente míticas. Así nos encontramos joyas como Tales from the Crypt (Historias de la Cripta), The Vault of Horror (La Bóveda del Horror) y The Haunt of Fear (La Guarida del Miedo). En sus historias de 6 a 8 páginas aparecían personajes con destinos frecuentemente irónicos a la vez que tétricos. Cada historia de los títulos de terror era presentada siempre por uno de los anfitriones del horror, siendo cada uno de ellos el "dueño" de una de las series: el Guardián de la Cripta para Tales from the Crypt, el Guardián de la Bóveda para The Vault of Horror, y la Vieja Bruja para The Haunt of Fear. Además de comentar jocosamente los detalles desagradables de las historias, estos personajes se metían los unos con los otros, desplegando un auténtico arsenal de puyas e incluso insultando a los lectores ("Saludos, forúnculos y muertos vivientes,..."). Estas irreverentes burlas hacia el público se convirtieron más tarde en la actitud característica de otra de las más célebres creaciones de la editorial, la inolvidable revista MAD.


Pero esta época de absoluta bonanza no tardaría mucho en encontrar un enemigo despiadado: el doctor Fredric Wertham, un obsesivo psiquiatra germano-estadounidense, personaje reaccionario hasta límites insospechados, que emprendería una encarnizada cruzada contra la editorial.

El Dr. Wertham publicó en 1954 un polémico libro titulado Seduction of the Innocent (La Seducción de los Inocentes), en el que defendía la peregrina teoría de que la mayoría de los delicuentes juveniles eran, o habían sido, lectores de cómics.


Dicha teoria avivó un intenso debate social que finalmente condujo a un vergonzoso proceso promovido por la comisión de investigación del Congreso de los EE. UU. contra la industria de los cómics , proceso este que derivaría en la creación del infame Comics Code Authority (al que por su importancia y complejidad le he dedicado un artículo aparte que ya podéis consultar pinchando aquí).

Según palabras de Wertham: “Los cómics en el peor de los casos son demoníacos, en el mejor simple basura”

El caso es que este ejercicio de censura que abanderó el Cómics Code destruyó muchos de los títulos de la EC (y similares), lo que dejó a la industria reducida a un aséptico y reducido grupo de cómics de superhéroes como líderes absolutos del mercado. No en vano, hoy muchos historiadores del cómic ven en la adopción del Code un medio de las editoriales que hasta entonces habían dominado el mercado para destruir a la EC Cómics que en ese momento despuntaba poderosamente en ventas.

2 comentarios:

  1. Increíble...y lo más grave era como pudieron las autoridares yankis creerse los desmanes de este iluminado????

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    1. Amigo mío... ¡eran otros tiempos! (y si las libertades tan a menudo brillan por su ausencia aún a día de hoy, imagínate entonces).

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